Xavi Hernández fue recibido con todos los honores en su regreso al Camp Nou. Joan Laporta, el presidente que le ninguneó el pasado verano, destacó que empezaba una nueva era en el Barça y ambos, micrófono en mano, cantaron como aficionados el día de la presentación oficial. Un mes después, la euforia se ha diluido y el técnico de Terrassa está muy preocupado con el rendimiento del equipo. Contento con la respuesta de los jóvenes pero desesperado con algunos futbolistas con más empaque como Frenkie de Jong. Su balance es preocupante: dos victorias, dos empates y dos derrotas.

El Barça, hoy, es un equipo en construcción. Un equipo que se adapta al guión de Xavi, partidario de un fútbol bien elaborado y ofensivo, con dos extremos y solo tres defensas en muchos partidos. Los resultados, sin embargo, son decepcionantes. El juego, también.

El balance

El equipo de Xavi ha ganados dos partidos: contra el Espanyol (1-0) y el Villarreal (1-3). En ambos, pudo empatar e, incluso, perder. De los dos empates, jugó mucho mejor contra el Benfica (0-0) que contra Osasuna (2-2). La derrota contra el Betis (0-1) fue frustrante. La de Múnich (3-0), letal y definitiva. Por primera vez en dos décadas, el Barça no se ha clasificado para los octavos de final de la Champions y el equipo está anímicamente tocado.

Xavi sorprendió en Pamplona con un discurso muy realista. Tras el empate contra Osasuna, no disimuló su desencanto. Su impotencia. "Tenemos un problema grande. La actitud del equipo es irreprochable, pero no nos llega por fútbol. Estamos en una dinámica muy mala", comentó el técnico del Barça.

Aplaude a los jóvenes

El entrenador del Barça elogió el rendimiento de los más jóvenes. En Pamplona estaba encantado con el rendimiento de Nico, Gavi y Abde, de quien dijo que hizo un partido "espectacular". Lamentó, sin embargo, que algunas vacas sagradas no asumieran más responsabilidades.

En los anteriores partidos, Xavi siempre había aplaudido la actitud de sus jugadores. Hasta Múnich destacó los brotes verdes que detectaba. Desde Alemania, su discurso es mucho más crítico. De resignación. Cada día se parece más a Koeman, aunque es mucho más elegante en las formas.