Impotencia. Es la descripción más idónea para un FC Barcelona que vive abatido, sin fuerzas para imponer su presunta superioridad técnica ante rivales inferiores. Solo los jóvenes dan la cara. El cambio generacional es obligatorio. La misión que le ha sido encomendada a Xavi Hernández, ha comenzado. El entrenador fue claro tras el batacazo en Múnich: empieza una nueva era. Los canteranos han recogido el guante del técnico y han dicho claramente este domingo en El Sadar que ellos quieren ser los protagonistas. Pero todavía no es suficiente.
El Barça no pasó del empate ante el Osasuna en un partido duro, muy disputado, donde los azulgranas trataron de hacer valer su talento sobre la fortaleza física del rival (2-2). No apareció Dembelé para ser la estrella que se le presupone. No apareció Ter Stegen para dar seguridad al equipo. No apareció Frenkie de Jong, que sigue deambulando sin rumbo a la espera del mercado de verano. Y poco se podía esperar de jugadores prácticamente inéditos como Samuel Umtiti, que debutó en partido oficial esta temporada, y Luuk de Jong, que también regresó a la titularidad. A falta de todos ellos, y siempre acompañados del veterano Busquets, entraron en acción los llamados a liderar el futuro: Gavi, Nico y Abde.
Exhibición de Gavi, Nico y Abde
Los azulgranas, posicionados en un 3-4-3 con De Jong en la mediapunta, tuvieron muchas dificultades en la salida de balón debido a la intensa presión alta que tejió Jagoba Arrasate, pero en cuanto superaban esa primera línea, los de Xavi tenían opciones para construir. A falta de mayor lucidez por parte de los De Jong y Dembelé, tomaron el mando los canteranos. Gavi, como asistente, y Nico, como goleador, hicieron buena la conexión Masía al borde del fuera de juego ('11). Poco duró la felicidad de un Barça demasiado frágil, que se dejó empatar a balón parado solo tres minutos después. De cabeza, anotó David García ('14).
Abde, Gavi, Busquets y Luuk celebran desatados el primer gol de Nico, contra el Osasuna / EFE
A partir de ese momento, el partido se convirtió en una guerra de Abde contra el mundo. El joven marroquí de solo 19 años asumió la responsabilidad y repleto de coraje retó una y mil veces a la defensa rival, llegando a provocar dos tarjetas amarillas y desquiciando al rocoso Nacho Vidal. Fue un auténtico dolor de cabeza para el conjunto rojillo, que supo aprovechar su falta de experiencia para definir mejor en los metros finales. Así llegaron al descanso, exhaustos.
Golazo de Abde y jarro de agua fría
La segunda mitad fue más de lo mismo, aunque el Barça acarició la victoria. Nuevamente los azulgranas se avanzaron en el luminoso. Abde obtuvo su merecida recompensa a un partido magnífico y, como Nico, se estrenó como goleador culé ('49) tras aprovechar un certero centro de Dembelé y empalarla al fondo de las mallas con potencia. En esta ocasión, la resistencia blaugrana duró mucho más tiempo, comandada por un incombustible Gavi que parece una mezcla entre el talento de Iniesta y el carácter de Puyol. Sin embargo, la falta de consistencia del equipo volvió a quedar patente con un gran gol de Chimy Ávila ('86), otra vez en una acción a balón parado.
El tanto rojillo se celebró como una victoria en El Sadar y supuso la sentencia definitiva para un Barça que estuvo a punto de lograr los tres puntos pero que quedó relegado a su cruda realidad. "Esta es nuestra realidad", reiteró en repetidas ocasiones Xavi Hernández el pasado miércoles. La lucha por la Liga queda descartada en diciembre. El Barça suma 24 puntos en 16 jornadas y está a 15 del Real Madrid, líder con 39.