El Barça de Xavi Hernández es reconocible por su dominio del balón, por jugar con extremos abiertos y por su compromiso con un fútbol bien elaborado. La apuesta del técnico de Terrassa es atractiva, pero su equipo no tiene pegada y tampoco va sobrado de desequilibrio. En esta faceta, al menos, destaca Ousmane Dembelé, el futbolista más imprevisible al que se agarra el barcelonismo para aliviar sus frustraciones.
La afición del Barça ovacionó a Dembelé cuando saltó a calentar en el descanso. Su equipo atacaba y atacaba pero no encontraba espacios en la defensa del Benfica. En la segunda parte, los problemas aumentaron y Xavi se la jugó con el delantero francés, recuperado ya de su enésima lesión muscular.
Actuación espectacular
Dembelé ni tan siquiera estuvo media hora en el campo. Pero su actuación fue espectacular. Cada vez que recibía el balón, encaraba a la defensa rival. Le daba igual que tuviera uno, dos o tres futbolistas encima. Aceleraba, profundizaba y centraba siempre que podía. También asistía a Frenkie de Jong. Lo intentó todo, incluso algún remate con la pierna izquierda, pero no tuvo fortuna.
El Barça, en Múnich, necesitará la mejor versión de Dembelé, un jugador que seduce al presidente Laporta, a Xavi y a todos sus compañeros. El delantero francés, sin embargo, sigue sin renovar su contrato. A partir del 1 de enero de 2022, podrá negociar libremente con cualquier club. De momento, Dembelé no mueve ficha y todo parece indicar que su representante, Moussa Sissoko, prefiere un traspaso al Manchester United o a la Juventus para cobrar una buena comisión.