El Barça, sin pegada, no supo sellar su clasificación para los octavos de final de la Champions. Dos goles en cinco partidos penalizan al equipo azulgrana, que ha mejorado su puesta en escena con Xavi y depende de sí mismo para prolongar su sueño europeo. El problema es que necesita ganar al Bayern en Múnich. O esperar una ayuda del Dinamo Kiev. Al Benfica, en cambio, solo le vale la victoria ante el campeón ucraniano, desahuciado con un punto en cinco jornadas.
Europa no perdona. Roma, Liverpool, Bayern y PSG le sacaron los colores a un Barça decadente en la Champions. En el curso actual, los problemas comenzaron muy pronto, con dos abultadas derrotas en las primeras dos jornadas: 0-3 contra el Bayern en el Camp Nou y 3-0 en Lisboa contra el Benfica. En dos partidos, el Barça no marcó y recibió seis goles. En los tres siguientes mantuvo su portería intacta pero solo anotó dos goles. Uno en cada duelo contra el Dinamo Kiev.
Un Barça poco autoritario
El Barça, muy irregular y poco autoritario, tenía la oportunidad de clasificarse para los octavos de final si ganaba en el Camp Nou al Benfica. Le hubiera bastado un gol, pero el equipo adolece de remate y profundidad.
Con el Bayern ya clasificado, y con la primera plaza del grupo asegurada, el Barça se redimirá de todos sus pecados si gana al Bayern. El desafío parece casi imposible. También cuesta imaginar que el Dinamo Kiev empate o gane al Benfica. Si los resultados no acompañan, el equipo de Xavi bajará a la Europa League, una competición que todavía no ha ganado. Económicamente, el palo será tan duro como deportivamente.