Pudo ser su gran día. El día que acabara el eterno debate de si rinde mejor como extremo o como lateral. Antes de la media hora, el Barça montó un contraataque que pilló por sorpresa al Real Madrid. Aceleró Ansu Fati, Memphis acomodó la pelota y Sergiño Dest tenía a Courtois en el suelo.
Dest tenía toda la portería de cara. Solo tenía que empujar la pelota. El gol ya se cantaba en las gradas del Camp Nou. Pero el futbolista estadounidense, demasiado acelerado, remató muy desviado.
El Barça había tenido la gran oportunidad de golpear a un Madrid con más criterio futbolístico, pero menos ambicioso. Al menos, de entrada. Falló Dest y minutos más tarde marcó David Alaba, futbolista por el que se pelearon los dos grandes colosos del fútbol español. El ex del Bayern eligió blanco y el primer clásico de la temporada premió su elección.
Tocado anímicamente
El fallo de Dest dejó tocado al Barça, sobre todo anímicamente. Hasta entonces había jugado muy avanzado, con el objetivo de ayudar a Mingueza en la misión de frenar a Vinicius, que firmó un partido notable en el Camp Nou.
En el descanso, Koeman movió pieza. La banda derecha del Barça sufría mucho y el técnico prescindió de Mingueza y retrasó a Dest para dar entrada a Coutinho. El estadounidense había tenido la gran oportunidad de marcar y doctorarse en el Camp Nou. El clásico hubiera podido tener otro desenlace, pero su ansiedad le jugó una mala pasada.