Victoria y gracias. El Barça ganó al Dinamo de Kiev y sigue vivo en la Champions, encantado además con la abultada victoria del Bayern en el campo del Benfica (0-4). Los resultados fueron positivos; otra cosa fueron las sensaciones. Comenzó bastante bien el equipo de Ronald Koeman, pero se apagó en la segunda parte y suerte tuvo de las limitaciones de su rival.
El tercer partido de la Champions retrató a varios futbolistas. Koeman sabe que tiene muchos problemas por resolver. Su Barça ya no es un equipo potente, pero, como mínimo, aspira a que compita en Europa. Algunos futbolistas no dan más de sí. O eso parece.
Luuk de Jong, horroroso
El jugador más cuestionado es Luuk de Jong, una incorporación absurda, impropia de un club con la grandeza y la historia del Barça. El neerlandés llegó cedido del Sevilla. En el Pizjuán era el tercer delantero. Contra el Dinamo de Kiev, pitado, fue titular, pero solo duró media hora. Su actuación fue, sencillamente horrorosa: lento, errático, sin calidad técnica. Una suplicio para la exigente afición barcelonista, que en el pasado había disfruado de delanteros centros de gran nivel como Romario, Kluivert, Eto’o, Ibrahimovich, Villa, etcétera.
Koeman tampoco acabó satisfecho con el rendimiento de Dest. El estadounidense volvió a jugar como extremo, pero estuvo mucho más apagado que ante el Valencia. Sin espacios, apenas desborda. Y en la primera parte el Barça cargó el juego por la banda izquierda. Como casi siempre. Tras el descanso retrasó su demarcación, que fue ocupada por Gavi. En el lateral compite con Sergi Roberto, que sigue cometiendo muchos errores en el pase.
Mingueza, más sombras que luces
La apuesta por Mingueza como lateral derecho dejó, una vez más, más sombras que luces. El polivalente jugador de la cantera, como mucho, cumple, pero desequilibra muy poco. Y eso que el Dinamo de Kiev apenas le exigió. Tampoco tiene buenas sensaciones Lenglet, que ha perdido mucho protagonismo en el Barça. Con Koeman algo no encaja.
Más preocupante todavía es la irregularidad de Coutinho. Clase le sobra, pero le falta continuidad y carácter. El brasileño apuntó cosas buenas, pero desconecta demasiado. Debería ser el líder del Barça, tras la marcha de Messi, pero no lo es. Y eso que luce el 14 en la espalda, el número preferido de Laporta por razones obvias.
Mala noche de Ansu Fati
La noche del Dinamo tampoco fue la mejor para Ansu Fati, que alterna buenos partidos con otros muy mediocres. Koeman lo reservó para la segunda parte, para no cargar su maltrecha rodilla. Y el técnico le recriminó públicamente su individualismo en una acción que debió pasar la pelota. Por entonces, él estaba en las oficinas del Barça firmando la renovación de su contrato hasta 2027.