El Barça sobrevive en Europa. El equipo de Ronald Koeman alarga su agonía en la Champions gracias a un gol de Piqué que solucionó otro partido nefasto. Solo la ingenuidad del Dinamo de Kiev evitó otra noche terrible en un Camp Nou que poco a poco se va apagando. El Barça actual no seduce, está a años luz del equipo que fue admirado en todo el mundo por su fútbol bien elaborado. Hoy, el Barça es un equipo menor que, por fin, puede celebrar su primera victoria de 2021 en la máxima competición continental.
El Dinamo de Kiev suele ser un buen rival para evaluar las constantes vitales del Barça. El equipo ucraniano conoció la mejor versión del Barça de Johan Cruyff en 1993 (derrota por 4-1) y la peor cara del Barça de Van Gaal (0-4), en 1997. Casi un cuarto de siglo después, el Dinamo de Kiev retó al Barça de Koeman, un equipo con poco glamur y desequilibrado, con jóvenes que prometen mucho y veteranos que apuran su carrera deportiva con contratos millonarios.
Dest, como extremo
Koeman, tras la balsámica victoria contra el Valencia, dio continuidad a Dest como extremo, pero situó a Luuk de Jong como delantero centro para desesperación de la afición azulgrana. Al Barça, muy poco tensionado, le costaba mover la pelota con velocidad ante un Dinamo muy limitado. Dos remates de Dest y otros dos de Luuk de Jong anticiparon el gol de Gerard Piqué, que fusiló a Bushchan en el minuto 36. Un gol muy celebrado por un equipo que necesitó 216 minutos para marcar en la Champions.
El gol premió la insistencia barcelonista, pero no disimuló sus carencias, su exasperante lentidad, la falta de ideas. Los centros de Alba desde la banda izquierda son el recurso habitual de un equipo poco trabajado tácticamente, muy lejos de las grandes potencias futbolísticas, en el que se evidenció que Memphis se apaga si juega pegado a la banda izquierda.
Un rival cobarde
El partido no era del agrado de Koeman, que agitó al equipo tras el descanso con las incorporaciones de Ansu Fati y Coutinho por Migueza y Luuk de Jong. Con dos cambios, el Barça parecía ser un equipo más reconocible, pero muy pronto se apagó y suerte tuvo de que el Dinamo de Kiev no tuvo criterio ni valentía.
La afición sufrió hasta el final. Quiso animarse con la entrada, a un cuarto de hora para el final, del Kun Agüero, pero el partido no estaba para celebraciones. En Europa, el Barça palidece y cuesta imaginarse su acceso a los octavos de final de la Champions. Necesitará poco más que un milagro. La Europa League podría ser el triste destino del equipo de Koeman.