El Barça está contra las cuerdas en Europa. Dos partidos, dos derrotas. Cero goles a favor y seis en contra. Y, lo peor, sin Leo Messi al rescate. La ausencia del astro argentino es soportable en la Liga, pero pasa factura en la Champions, donde los números del equipo de Ronald Koeman son una pesadilla.
Hace un año, el Barça arrancó bien en la Champions. Dos partidos, dos victorias. En casa contra el Ferencvaros y en Turín contra la Juventus. Messi no tuvo un inicio espectacular, pero era el líder del equipo. El referente. Por muy mal que estuviera el equipo, la Pulga siempre generaba peligro.
El equipo de Koeman, ahora, está muy tocado. Sin margen de error. Ha perdido los dos partidos contra el Bayern y el Benfica y apenas ha chutado a portería. Este miércoles, en el Camp Nou contra el Dinamo de Kiev, necesita la victoria para soñar con el acceso a los octavos de final. Una derrota sería letal e incluso complicaría la clasificación para la Europa League. También tendría un impacto económica muy negativo, superior a los 25 millones de euros.
Ansu Fati y Depay celebran un gol ante el Valencia
Ansu Fati, el relevo
Con Messi, todo era posible. Sin él, todo parece imposible. El Barça es un equipo en construcción que necesita nuevos liderazgos. Ansu Fati quiere interpretar ese papel, pero tiene 18 años y sale de una grave lesión. Tiene talento y desparpajo. Su mejor aliado es Memphis Depay, un jugador que llegó con la carta de libertad que se encuentra en el mejor momento de su carrera deportiva. En Old Trafford, sin embargo, recuerdan que fracasó con el Manchester United.
El Barça necesita nuevos estímulos. Europa todavía es posible. Pero el recuerdo de Messi es un duro hándicap para el equipo. El argentino disputó 778 partidos con la camiseta azulgrana. Marcó 672 goles y sumó 33 títulos. Nadie ha ganado tanto en el Camp Nou, escenario el miércoles de un partido a vida o muerte. Contra el Dinamo Kiev, un actor muy secundario de la élite futbolística.