"Buenos días amigos de la prensa", dijo Ronald Koeman nada más entrar en la sala de la Ciutat Esportiva, emulando a Louis van Gaal. En la previa del Atlético-Barça, el entrenador se tuvo que enfrentar a un arsenal de preguntas sobre su futuro. Visiblemente molesto por la falta de comunicación y transparencia del club hacia su persona, el técnico se quejó abiertamente del presidente Joan Laporta y asumió su despido.
"Yo me quedo todavía", contestó, entre risas, a la segunda pregunta de la rueda de prensa, haciendo mención a la citada frase de Van Gaal. A partir de ahí, se dedicó a despejar preguntas que fueron pospuestas al post partido contra el Atlético y manifestó su malestar: "Sinceramente, podría estar mejor".
"El club no me ha dicho nada sobre si será mi último partido. Me he enterado que el presidente estuvo esta mañana aquí, pero no lo he visto. Una vez más, a mí no me han dicho nada... pero tengo orejas y ojos y ya sé que se filtran muchas cosas, será verdad (que es su último partido) pero no lo sé", comentó un Ronald Koeman que ya se ve más fuera que dentro.
Entre otras cosas, el técnico holandés reconoció que su mejor momento desde que desembarcó en el Camp Nou fue "la firma del contrato". El peor momento también lo tuvo claro: "La marcha de Messi".
Koeman incidió nuevamente en que vino al Barça por amor y aceptó entrenar en la situación más difícil: "Yo creo que lo que pase es una pregunta para mañana. Lo importante es el equipo que juega mañana, que tiene que sacar un resultado positivo. Todos saben que estoy aquí por amor al club y he venido en una situación muy complicada. Parece peor aún que el primer día".
"Estoy harto de defenderme a mí mismo. No tiene sentido. La gente que sabe puede analizar perfectamente la situación del equipo y del club. Se han asumido grandes cambios. La evaluación es para vosotros", zanjó.