Una de esas jugadas que se quedarán en la memoria del barcelonismo durante décadas. Un despiste monumental que acabó de consumar la que probablemente sea una de las mayores humillaciones vividas por el Barça en su historia. Una herida que tardará tiempo en sanar.
Esto ocurrió en las semifinales de la Champions League de 2019, en el estadio de Anfield, Liverpool. Con 3-0 arriba en el marcador, y la eliminatoria en ese momento igualada, el conjunto red logró el cuarto gol, que a la postre le daría el pase a la final, gracias a un despiste monumental de los jugadores del Barça.
Alexander-Arnold vio que los culés estaban a por uvas y sacó rápido un corner. En el área, Origi remató sin oposición y mandó el balón a la red, ante el desconcierto y la indignación de todo aficionado blaugrana que estuviese viendo el partido.
Una foto de los jugadores del Barça tras la derrota en Anfield ante el Liverpool / EFE
El héroe silencioso
En esa jugada icónica hubo un héroe (para el Liverpool): un chaval que entonces tenía 14 años y cumplía las funciones de recogepelotas en aquella noche de mayo en Anfield. Oackley Cannonier, así se llama él, vio la caraja de la zaga barcelonista y pasó rápidamente el balón al corner, para que los reds pudiesen sacar con presteza.
Fue un gesto rapidísimo, que permitió a Alexander-Arnold ver y aprovechar el despiste de Piqué, Semedo y compañía, poniendo el balón en el área, para que Origi fulminase a Ter Stegen.
Primer contrato
Pues bien, aquel chico, que en ese momento jugaba en la cantera del Liverpool, ha logrado ahora su primer contrato profesional como futbolista. Según informan varios medios ingleses, Cannonier ha firmado con el equipo inglés después de varias temporadas en las categorías inferiores de la entidad red.
Toda una alegría para este joven delantero, que el año pasado disputó su primera temporada en el Liverpool sub-18, con el que anotó cuatro goles. Y también un motivo para recordar a los barcelonistas una de las jugadas más tristes en la historia de la club.