Antoine Griezmann se marchó concentrado con su selección a principios de junio sin tener garantizada su continuidad en el Barça la próxima temporada. Una parte de la directiva blaugrana cree que el jugador francés debe salir, con el objetivo de reducir la elevada masa salarial de la plantilla y obtener unos ingresos jugosos con su venta.
Hay que tener en cuenta que el siete galo tiene una de las fichas más altas del plantel (cercana a los 33 millones anuales) y que su rendimiento con el club catalán sigue sin cumplir las expectativas de una parte de la afición.
Pero como suele ocurrir cuando está con Francia, Griezmann se está llenando de argumentos para convencer a Joan Laporta de que ha de seguir vistiendo la camiseta blaugrana.
Titular indiscutible
El delantero es un fijo en el once inicial de Didier Deschamps: ha salido de inicio en los tres partidos de la primera fase, ante Alemania, Hungría y Portugal. En total suma 267 minutos (sólo fue substituido en el tramo final frente a los lusos). En este tiempo ha sumado cinco disparos y ha marcado un gol, frente a Hungría.
Dembelé y Griezmann celebrando un gol contra Gales / Equipe de France
El culé ha sido uno de los más destacados en el ataque galo, junto a Karim Benzema -la otra pata del frente ofensivo francés, Kylian Mbappé, ha estado algo más desacertado. Se le ha visto además especialmente preciso en las combinaciones con sus compañeros, con un 85% de acierto en el pase.
Motivos para seguir
Si nos fijamos en los fríos números, Griezmann llegó a esta Eurocopa tras firmar su mejor temporada hasta ahora con el Barça. Durante esta campaña El Principito anotó 19 goles en todas las competiciones, convirtiéndose en el segundo goleador por detrás de Leo Messi, y sumó 12 asistencias.
Antoine Griezmann en un partido con el Barça / EFE
Pero los técnicos valoran además su actitud dentro del campo y su intensidad en la presión, un elemento clave para el juego que quiere implantar Ronald Koeman. A ello se añade su fiabilidad física (apenas se lesiona) y su actitud positiva dentro del grupo, siempre haciendo piña.
Todos estos argumentos reman a favor del siete, quien podría aceptar una rebaja salarial para acabar de convencer a la dirección deportiva que el Barça tiene que seguir siendo su casa.