Antoine Griezmann no ha logrado estar al nivel que todo el barcelonismo esperaba. El delantero francés tampoco es que haya tenido mucha suerte desde que viste la camiseta blaugrana. El jugador de la Selección Francesa llegó del Atlético de Madrid con la intención de ser un referente en el Barça.
Al crack francés le ha tocado lidiar en el peor escenario posible, de plena crisis, donde además fue recibido de uñas por un Messi que quería a Neymar. La salida del brasileño generó cierto malestar en el Barça. El fichaje de Griezmann venía a ser un aire de aire fresco que jamás se produjo.
Mala decisión
Seguramente todo hubiese sido distinto si hubiera fichado por el Barça en 2018 y no en 2019. El francés tuvo una oportunidad de oro para ir al Barça en el mejor momento posible. Sin embargo se quedó un año más en el Atlético. En verano de 2019 el francés tomó la decisión de ir al Barça. A partir de ahí todo han sido golpes para él. El barcelonsimo lo ha criticado mucho, ya que el jugador que se está viendo en el Camp Nou no tiene nada que ver con el que jugó en el Wanda.
La realidad es que el balance es muy negativo para él. Sí que es cierto que este año ha mejorado sus estadísticas, pero parece que eso es insuficiente. Desde que llegó solamente ha ganado un título con el Barça, la Copa. Un balance muy pobre teniendo en cuenta que lleva en Barcelona casi dos años.
La peor noche de la historia
Además Griezmann siempre será recordado por ser uno de los futbolistas que vivió el rídiculo de Lisboa. El francés jugó el partido en el que el Bayern le endosó ocho goles al Barça. Ese 8-2 será imborrable en la memoria de todos los aficionados del Barça. La mayor debacle de la historia del equipo en Europa. Pues Griezmann estuvo ahí presente. El francés no puede estar satisfecho de su rendimiento en el Barça. Por si fuera poco, Griezmann se ha quedado dos años consecutivos sin ganar la Liga, y además su ex equipo puede ser el equipo que la gane.
De luchar por el Balón de Oro al ostracismo
Un desastre para él. Ahora mismo es uno de los más señalados por la afición. Muy lejos queda aquel Griezmann que quería comer en la mesa de Cristiano Ronaldo y Messi. El galo incluso llegó a quedar tercero en la lucha por el Balón de Oro de 2018. Desde 2019 hasta hoy el barcelonismo ha visto a un Griezmann que nada tiene que ver con el que jugaba con Simeone. A su favor hay que decir que se ha encontrado con un equipo un tanto desestructurado y poco competitivo.