El FC Barcelona disputará la última jornada liguera sin ninguna opción de hacerse con el título. Un equipo abatido ni siquiera pudo vencer al Celta de Vigo (1-2) en casa para mantener el pulso contra Atlético de Madrid y Real Madrid. Dos goles de Santi Mina sirvieron para remontar el gol inicial de Leo Messi.
Y eso que Ronald Koeman mandó desde el inicio un mensaje claro a sus jugadores. Presentó un once inicial totalmente titular, con la única novedad de Ilaix Moriba por Frenkie de Jong --sancionado-- y Ousmane Dembelé de nuevo como carrilero derecho. Los azulgranas fueron los dueños de la primera parte.
Un día más, el resultado en el descanso (1-1) no reflejó lo que se vio en los primeros 45 minutos. El Barça tuvo todo el balón que quiso en campo rival ante un visitante muy encerrado en su zona defensiva y esperando buscar a la contra. Primero la tuvo Antoine Griezmann y luego ya volvió a aparecer el de siempre: carrusel de ocasiones de Leo Messi.
Messi marcando de cabeza contra el Celta / EFE
¿Último gol del ‘10’ en el Camp Nou?
Messi ha provocado que los aficionados del fútbol asumamos como habitual aquello que no lo es. En el minuto 27 abrió la lata de una manera poco habitual. Se desmarcó de la defensa gallega para rematar solo, de cabeza, a boca de gol. Gran pase de Jordi Alba, otra más de la conexión de los zurdos.
Con este tanto, el argentino se coloca como máximo goleador de la Liga con la friolera cifra de 30 goles esta temporada. Un curso normal en casa del 10. Pero podrían haber sido muchos más, pues las tuvo de todos los colores posibles: disparos desde fuera del área, de volea a centro lateral o firmando la jugada habitual. Tanto insuficiente.
La defensa, haciendo aguas
Un día más, sale retratado del encuentro la poca efectividad de cara a gol y la defensa. El primer tiempo tuvo color azulgrana, pero una sola aproximación del Celta de Vigo sirvió para superar a Ter Stegen. El delantero Santi Mina soltó un disparo desde fuera del área que la defensa no pudo obstaculizar. Un disparo, un tanto.
Santi Mina celebrando el gol contra el Barça / EFE
En la fotografía del primer tanto visitante salió retratado el arquero alemán, otro partido más poco decisivo. El disparo no era imparable, aunque Gerard Piqué le tapaba la visibilidad y Marc-André se quedó haciendo la estatua. Despistes defensivos que han costado muchos puntos esta temporada.
En la segunda parte, con la expulsión de Lenglet y el cambio de Piqué, el equipo dimitió defensivamente. Ter Stegen salvó un par de ocasiones clave. La remontada la culminaba Santi Mina con un gol empujándola a placer después que Brais Mendez la mandara al palo. Vergonzosa actitud de los jugadores y poca incidencia desde el banquillo.
Impasibles y triste intervención de Koeman
Mientras Real Madrid ganaba su partido en San Mamés y el Atlético de Madrid pinchaba en el Wanda Metropolitano en contra el Osasuna, el Barça se mostró impasible y sin ganas de ir a por esta Liga. Las mejores ocasiones se sucedieron en el primer tiempo, mientras que en el segundo se atacaba más por inercia que con cabeza.
Ronald Koeman, aunque el Barça firmó una buena primera parte donde lo único que faltó fue sentenciar el partido, quiso cambiar el rumbo del equipo sin ningún éxito. Dio entrada a Riqui Puig por Pedri González, que aportó frescura, desparpajo y mucho más ritmo que el canario.
Koeman lamentando el gol del Celta / EFE
En el minuto 63, aún con el 1-1 en el marcador, los culés mostraron algo ambición, pero no da para más el banquillo. Salió Gerard Piqué para que entrara Sergiño Dest. Se cambiaba a la defensa de cuatro y la delantera la formaban dos extremos y un punta. Luego, en el 69, pisaban el verde Martin Braithwaite y Francisco Trincao por Griezmann y Dembelé.
Más allá de los buenos minutos de Riqui aportando ritmo, el Barça volvió a caer en la impotencia. Mucho toque, poca profundidad y oportunidades escasas. Completamente impasible de lo que sucedía en los otros campos, los de Ronald Koeman no podían decantar la balanza a su favor.