Leo Messi volvió a ponerse la capa de héroe. El delantero argentino salió al rescate del FC Barcelona en la complicada visita a Mestalla. El triunfo era fundamental para seguir vivo en la lucha por la Liga a una semana de recibir al Atlético de Madrid. Y fue el 10, quién si no, el que lideró al equipo azulgrana.

La jugada del penalti empezó en sus pies. Buscó a Frenkie de Jong al espacio y Lato tuvo que poner el brazo para evitar que el centrocampista neerlandés rematara. Aunque Leo falló desde los once metros, no perdonó en el rechace. 12 minutos después, dejó el choque prácticamente sentenciado con uno de los mejores goles de falta de su carrera. Y eso es mucho decir.

Cabreado

Pese a ser el artífice de la remontada del FC BarcelonaMessi no celebró ninguno de los dos goles de una forma especialmente efusiva. De hecho, el primero directamente ni lo festejó. Mostró un semblante enfadado y se limitó a ir tan rápido como pudo al centro del campo para seguir yendo a por la remontada.

Messi se abraza con Jordi Alba / EFE

Messi se abraza con Jordi Alba / EFE

Probablemente, el principal motivo del enfado fue el penalti fallado pocos segundos antes. Lo tiró muy flojo y Cillessen, que se adelantó en el lanzamiento, le adivinó las intenciones. Ya en el rechace, después de que Paulista salvara milagrosamente el gol de Pedri, no perdonó y la puso en el fondo de las mallas.

Messi únicamente apuntó con las dos manos al cielo, como suele hacer habitualmente, y charló con un Jordi Alba que trató de espolearle. Más allá de haber fallado el penalti, al delantero argentino no le estaban saliendo las cosas hasta ese momento.

Rabia

Tampoco fue especialmente efusiva la celebración de su segundo tanto, el tercero de los culés. De hecho, lo festejó con rabia, como si todavía no se hubiera desquitado del penalti fallado. Se abrazó con Frenkie de Jong primero y el resto de sus compañeros después. Gritó enrabietado, pero en ningún momento sonrió para celebrar el tanto.

Messi tras marcar el doblete en Mestalla / EFE

Messi tras marcar el doblete en Mestalla / EFE

Messi es tan exigente con él mismo y con el equipo que era consciente, cuando marcó los goles, que tanto él como el FC Barcelona deberían de haber rendido mejor en Mestalla. Y aún así, se fue de Mestalla con un doblete. Acabar un partido con dos tantos y no estar contento es algo que solo le puede pasar a Leo Messi.