La temporada 2020-21 del FC Barcelona estaba llamada a ser de transición desde que el equipo azulgrana cayó humillado en Lisboa contra el Bayern de Múnich. En menos de un mes, el club catalán cambió de entrenador, prescindió de futbolistas que venían siendo importantes y tuvo que afrontar el arranque del nuevo curso.
Con todo, el cuadro culé aspira a lograr el doblete a falta de menos de mes y medio para que acabe la campaña. Logre o no títulos, este ejercicio se recordará sobre todo por la irrupción de jóvenes talentos como Pedri, Araujo, Ilaix Moriba o Mingueza. Este último, menos mediático que los tres primeros, se ha ganado a pulso un sitio en el once de gala de Ronald Koeman.
Siempre al 100%
Debutó en la visita del Barça al Dínamo de Kiev en la fase de grupos de la Champions y no ha parado de crecer desde entonces. Ha participado en 32 encuentros, en 26 de los cuáles ha sido titular, ha anotado dos goles y ha repartido dos asistencias. Ha estado en el once en los últimos nueve partidos.
Óscar Mingueza en una imagen ante el Valladolid / FCB
Mingueza no es un portento físico, no tiene una gran técnica y en ocasiones falla en la lectura táctica de los duelos, pero suple todo eso con esfuerzo y ganas. Lo da todo por el equipo cada vez que salta al terreno de juego y suele atar en corto a los delanteros rivales con los que está emparejado.
Además, interpreta bien el juego ofensivo. Tiene buena salida de balón desde atrás, motivo que le ha llevado a pasar por delante de Araujo en la defensa de tres, y llega muy bien al área contraria. Conoce qué espacio debe atacar y cómo debe posicionarse para estar en una situación propicia para crear peligro.
Debut con gol
La mejor demostración fue su gol en el clásico del pasado sábado en Valdebebas. Estaba colocado en el campo como lateral derecho y llegó hasta el punto de penalti para rematar el centro de Jordi Alba. Estaba completamente solo, por lo que tuvo tiempo para orientar el remate y superar a Courtois.
Mingueza, celebrando su gol en el clásico | EFE
Sufrió más en defensa, eso sí. Vinicius le llevó por el camino de la amargura, sobre todo durante los primeros 45 minutos. Y no es porque lo superara en velocidad, sino porque el extremo brasileño siempre estaba mejor colocado para recibir el balón y seguir con la jugada que el canterano.
Con sus virtudes y sus defectos, Mingueza se había convertido en un hombre muy importante en los esquemas de Ronald Koeman. Habrá que ver cuál es su rol tras los regresos de Sergi Roberto y Gerard Piqué, pero sea cual sea, su primera temporada con el FC Barcelona es muy meritoria.