El tiempo fue protagonista en el segundo clásico de la temporada. Y no nos referimos a los minutos que no añadió Gil Manzano al final del partido. Empezó a llover a mediados de la primera parte, paró cuando el partido estaba llegando al descanso frenó. Tras la reanudación, el agua volvió a caer en Valdebebas.
La lluvia fue todavía más intensa y la velocidad del viento aumentó. El temporal llegó a tal punto que hubo instantes en los que costaba ver el esférico rodar sobre el césped. Todos los futbolistas sufrieron las condiciones climáticas, pero el que peor lo pasó fue Leo Messi, que incluso tuvo que cambiarse de camiseta a medio encuentro.
Temblores
Las cámaras de Movistar Plus captaron al delantero del FC Barcelona temblando por culpa del frío y la lluvia. De hecho, el delantero argentino aprovechó el parón provocado por los fallos técnicos del VAR, que tuvieron el partido detenido tres minutos, para cambiarse la camiseta interior y la azulgrana.
El astro rosarino pasó desapercibido en la segunda mitad. Participó en el juego, pero no pudo ser decisivo ni llevar al Barça hacia la victoria. No desbordó, le costó quitarse a Casemiro de encima y falló en la toma de decisiones. El equipo azulgrana creció tras la reanudación, pero su nivel empeoró.
No estuvo atinado ni con las faltas. Lanzó tres, dos a la barrera y otra muy floja que fue directamente a las manos de Courtois. Aunque en favor del crack argentino hay que matizar que los comentaristas de Movistar apuntaron que Leo tenía el viento en contra.
De más a menos
Messi fue de los menos destacados en la segunda mitad y de los mejores en la primera, si no el mejor. Bajó a recibir, encontró sitio para moverse entre líneas y generó desequilibrio. En sus pies nacieron las mejores ocasiones del Barça. Suyo fue el pase a Jordi Alba para que centrara a Dembelé, pero Courtois lo desvió, centró buscando a Dembelé pero Nacho se interpuso, y tiró un saque de esquina directamente al larguero.
Leo Messi, lamentando la derrota contra el Real Madrid | EFE
El frío afectó muy negativamente a Leo Messi. Cuando rompió a llover, el astro rosarino empezó a pasar desapercibido en el encuentro. Los temblores son una señal inequívoca de que la tormenta no le sentó bien.