Una de las mejores noticias del Barça esta temporada es sin duda la explosión de Frenkie De Jong. El centrocampista ex del Ajax está finalmente cumpliendo todas las expectativas depositadas en él, y demostrando por fin las cualidades que hicieron que el FC Barcelona se gastase 75 millones de euros en su incorporación.
Con solo 23 años se ha convertido ya en pieza fundamental en el esquema blaugrana. En su crecimiento ha tenido un papel clave la llegada de Ronald Koeman, que consciente de sus capacidades tras haberle entrenado con la selección, no dudó en darle una mayor responsabilidad. Hasta convertirlo en intocable.
En este sentido, el entrenador del Barcelona reconoció el gran motivo por el que De Jong es su gran debilidad: su versatilidad. "Lo bueno de De Jong es que puede jugar en muchas posiciones. Aporta mucho de central, sobre todo en la salida de balón, si juega en el medio también tiene mucha llegada rompiendo líneas. Aporta mucho en las dos posiciones y eso es lo bueno, podemos variar", explicó en rueda de prensa.
¿Central o interior en el clásico?
Su importancia en el equipo lo evidencian las cifras: es el futbolista más usado este curso por Koeman. Y es que uno de los puntos fuertes del holandés es que rinde a un nivel excelso, juegue donde juegue. Lo que se convierte en una ventaja pero también un inconveniente para el entrenador, que debe decidir en cada momento y en cada enfrentamiento en qué lugar colocarle para explotar todavía más sus características.
Es por eso que la posición de De Jong es una de las grandes incógnitas en el once del Barça para el clásico contra el Real Madrid. Tras entrar Piqué, Araújo y Sergi Roberto en la convocatoria, podría recuperar su posición en la medular. Lo que comportaría que posiblemente Griezmann fuese el perjudicado en ataque.
Frenkie de Jong jugando con el Barça contra el Athletic Club / EFE
Sin embargo, no se puede descartar tampoco que, al salir de una lesión los tres defensas, Koeman elija al holandés para el eje de la defensa, ya que es una apuesta segura y facilitaría la salida de balón desde atrás. Eso sí, comportaría que el equipo perdiese poderío en las segundas llegadas en ataque. La volubilidad de De Jong, un bendito problema para el holandés.