El FC Barcelona está a una nueva final de la Copa del Rey. Los culés consiguieron remontar al Sevilla en la vuelta de semifinales en un partido no apto para cardíacos. El gol del empate no llegó hasta el añadido del segundo tiempo, pero antes tuvo que intervenir Marc-André Ter Stegen atajando un penalti.
Fue en el minuto 73. El canterano Óscar Mingueza, que volvió a ser titular en una defensa de tres, no podía hacer nada contra Lucas Ocampos que buscaba el contacto --y lo encontraba-- dentro del área. El colegiado Sánchez Martínez no dudó ni un instante en señalar el punto de los once metros.
El árbitro le ahorró la expulsión al culé --que ya tenía amarilla-- considerando que el penalti ya era suficiente castigo. El alemán intervino y Ronald Koeman decidió mover el banquillo en el 78 para reanimar al equipo e intentar lograr el empate de la eliminatoria. Entró Junior Firpo en lugar de Mingueza.
Koeman hablando con Sánchez Martínez / EFE
El de Santa Perpètua de la Mogoda se retiró rápidamente por el lado opuesto del banquillo, el que le caía más cerca. Se le veía enfadado por la acción del penalti cuando había firmado un partido notable, seguro y siguiendo con el buen momento de forma. Ahora mismo es claramente jugador para el primer equipo.
Cuando se dirigía al banquillo, cogió un balón suelto que había fuera del campo y lo mandó a las nubes de una fuerte patada, con gesto de rabia. Dolido por el penalti intercambió unas palabras con Ter Stegen cuando pasaba por detrás de la portería --seguramente agradeciéndole su intervención-- y se fundieron en un abrazo. Buen gesto del canterano.
El penalti, la mancha a un partido notable
Óscar Mingueza fue uno de los destacados del partido a sus 21 años. Estuvo intratable en defensa y seguro en la salida de balón desde atrás. No se dejó intimidar por los arranques de Youssef En-Nesyri ni tampoco por Lucas Ocampos en el segundo tiempo. Era el más veloz de la línea defensiva y lo demostró.
Los jugadores del Barça defendiendo una acción del Sevilla / EFE
Incluso cuando salió Sergiño Dest ocupó el lateral derecho --una posición que no es la suya-- con buena nota. Combinó con sus compañeros y no se le vio nada incómodo. La única mancha a su notable partido fue el penalti inevitable. No se pudo apartar del delantero, que buscaba claramente el contacto dentro del área. Por suerte, Ter Stegen volvió a aparecer.