Kylian Mbappé era uno de los nombres de la previa del partido del FC Barcelona contra el PSG, pero también lo fue durante y después. El extremo galo firmó un hat-trick (1-4) en un ejemplo de potencia y calidad y demostrando que es uno de los mejores futbolistas del continente.
Aunque el duelo más apasionante era el del francés con Leo Messi, también cabe destacar la rivalidad entre el ex del Mónaco y Ousmane Dembelé. Ambos son jóvenes, muy prometedores y están llamados a marcar un antes y un después en el fútbol europeo; pero su rendimiento es totalmente diferente.
Mbappé atropelló a Dembelé
Mbappé quiso demostrar en el Camp Nou, un escenario que lo alucinó como demostró en la previa, que está un peldaño --o varios-- por encima de su compatriota y que era él el fichaje que se debía haber realizado en 2017. Como ya se ha desvelado, ese verano se presentó la oportunidad de fichar a uno de los dos y la cúpula deportiva apostó por el Mosquito.
Mbappé celebrando uno de sus goles contra el Barça / EFE
Por lo visto, el extremo del Borussia Dortmund demostraba más cualidades, era un extremo con más regate, con buenas soluciones ante espacios cerrados y con gran disparo con las dos piernas. El entonces jugador del Mónaco era más potente, ideal para matar los partidos a campo abierto. Sobre el papel, pareció mejor opción el primero.
Aunque mantienen una buena relación, no son íntimos amigos pese a tener edades parecidas. Mbappé quería demostrar que el Barça se equivocó apostando por Dembelé antes que él. Y vaya si lo hizo. Firmó tres goles clave para la eliminatoria mientras que su compatriota apenas apareció.
No solamente esa diferencia se ve en sus respectivos clubes, sino que también en la selección. Kylian es indiscutible en los onces titulares de Didier Deschamps, mientras que el culé es duda incluso en las convocatorias. No hay color en Francia entre uno y otro. Se vio en el Mundial y se verá en la Eurocopa.
Y no solo Dembelé
Mbappé no solo demostró la gran diferencia existente entre él y Dembelé, sino que también lo hizo con dos jugadores que deberían haber cogido las riendas del Barça-PSG: Leo Messi y Antoine Griezmann. El argentino no pudo liderar a los culés hacia la victoria y desapareció del encuentro después del primer gol.
Leo Messi, lamentando la derrota contra el PSG | EFE
Por parte de El Principito, fue todavía más superado. Tuvo dos ocasiones, pero no apareció en los momentos claves. Mientras que con la selección sí que asume responsabilidades, en el Camp Nou se refugia detrás del capitán. Un rendimiento insuficiente de un jugador que demostró en el pasado estar en el top mundial.