El centro del campo del PSG se comió al FC Barcelona (1-4) y fue una de las claves del resultado final. Los franceses controlaron el partido durante la mayoría de los minutos y supieron conectar con la figura del equipo, Kylian Mbappé, con paciencia y un ejemplo del fútbol control.
Pero parte de esa sensación de impotencia que se vivió en algunos momentos era claramente demérito de los azulgranas. Se atacaba rápidamente, buscando el contraataque y no de manera pausada y con el toque; algo de lo que se quejó Gerard Piqué en varias ocasiones. El equipo no avanzó en bloque y tanto en ataque como en defensa salió retratado Sergio Busquets.
Lejos de su mejor nivel
El centrocampista no consiguió conectar la defensa y el ataque ni ser el líder al que los culés están acostumbrados. Estuvo poco preciso en la salida de balón y el juego no fue nada fluido. Juego muy previsible que el PSG pudo controlar basculando de una banda a otra sin demasiado peligro.
Aunque perdió algunas posesiones peligrosas, donde más se vieron las carencias de Busquets fue en defensa. Cuando el equipo presionaba alto, en muchas ocasiones era de los primeros que saltaban a la presión yendo a buscar a Leandro Paredes, que actuaba de pivote en el conjunto visitante.
Sergio Busquets superando a Verratti en el Barça-PSG / FC Barcelona
El resultado que se deriva de esta acción no es otro que su espacio estuvo ocupado por Frenkie de Jong y Pedri González, dos interiores que tienen más capacidades ofensivas y defensivas. En muchos partidos, el de Badia del Vallés se encuentra más adelantado que los dos compañeros de la medular. Algo tácticamente sorprendente.
Si la presión se hace de manera agresiva y conjunta, el resultado puede ser muy positivo: una recuperación en la zona de creación rival. El riesgo no es otro que se consiga superar la primera línea de presión --en este caso conectando con Verratti-- y se deje la defensa expuesta con los tres delanteros.
No es la primera vez que se destaca el trabajo de De Jong o de Pedri en defensa. Más allá de su desgaste, los dos interiores son cada día más exigidos pues deben cubrir las espaldas de Busquets, cuando este sale de la zona. Desconocemos si son órdenes o no de Ronald Koeman, pero lo más lógico sería que la presión adelantada la ejercieran primero los delanteros o los interiores.
El termómetro del equipo
Sergio Busquets es el jugador que más representa el momento de forma que vive el equipo durante un partido. Cuando se lleva el peso absoluto del partido, es omnipresente, aportando velocidad y ayudando a avanzar las líneas. Por lo contrario, cuando el equipo sufre --especialmente con equipos que castigan los espacios--, le es muy complicado mantener el orden.
Sergio Busquets con Kylian Mbappé en el partido del Barça contra el PSG / EFE
El centrocampista de 32 años es un perfil único en Can Barça y sinónimo del fútbol control. Cuando el equipo no ataca en bloque, como sucede en muchas ocasiones con Ronald Koeman, la conexión defensa-ataque se rompe y el se siente descolocado. Si el ritmo es alto, todo apunta que a la larga esta posición será para Frenkie de Jong.