Noche mágica del FC Barcelona este miércoles en Granada (3-5). Hacía tiempo que el barcelonismo no vivía un partido de este sufrimiento y que la balanza se decantase de su lado. Dos goles en los últimos cuatro minutos --Griezmann y Alba-- servían para igualar la contienda y mandar el partido a la prórroga.
Luego se cumplió la máxima “quien fuerza la prórroga, la suele ganar”. Con algo más de sufrimiento, pero terminó con dos goles más de margen que el rival. Una nueva muestra de carácter de los chicos de Ronald Koeman, que nunca bajaron los brazos y lucharon hasta el final para seguir vivos en la Copa del Rey.
La importancia de Griezmann y Alba
La remontada no se explica sin la gran actuación, como siempre, de Leo Messi. Actuó como quarterback: liderando las conducciones, disparando siempre que tenía la oportunidad y filtrando pases a sus compañeros. Dos pases suyos en los últimos minutos sirvieron para superar a Aarón Escandell.
En el minuto 88, un centro cruzando en diagonal desde el vértice del área terminaba con la llegada por sorpresa de Antoine Griezmann, que tocaba de refilón el balón. Este golpeaba en el palo, rebotaba en la pierna del portero y cruzaba la línea de gol. Una acción rápida, sorpresiva y que animaba al Barça a seguir luchando.
Dos minutos más tarde llegaría el tanto del empate. Acoso y derribo. Otro centro de Messi, casi idéntico al del primer gol, volvía a conectar con el francés. Este la ponía más centrada con la cabeza, donde aparecía Jordi Alba para igualar el encuentro y mandarlo a la prórroga. La banda izquierda, que no había sido protagonista durante todo el partido, era decisiva.
En el primer gol de la prórroga, minuto 100, se intercambiaban los papeles. El lateral ponía un centro de primeras, con efecto y suave. Antoine Griezmann saltaba más que toda la defensa nazarí y superaba al arquero. De nuevo la conexión letal de la banda izquierda. Y aún quedaría otra jugada antológica.
Ya con el partido casi decidido (3-4, después del gol de Frenkie de Jong), llegaba otro gran tanto. Después de un rechace dentro del área, el francés, con opción de disparo, decidía pasarla con el exterior del pie a la parte izquierda del área. Allí, por sorpresa, entraba Jordi Alba enganchando el esférico de primeras y fusilando a Escandell. Cuatro de los cinco goles llegaron de esa conexión, increíble. Y gran partido del 7.
Una conexión habitual
No es la primera vez que Griezmann y Alba demuestran que se entienden de eso más bien. La profundidad del lateral le va como anillo al dedo al delantero, que tiene más tendencia a dejar la banda y a ir por dentro. Por ejemplo, en la final de la Supercopa de España, contra el Athletic Club (2-3), esta asociación le dio otro gol al galo.
Griezmann y Alba celebrando uno de los goles contra el Granada / FC Barcelona
Estas sensaciones están confirmadas por las estadísticas. Con la asistencia de este miércoles en Granada, el de L’Hospitalet ha dado nueve asistencias de gol esta temporada, líder de los culés en este apartado. Cinco de estas nueve se han transformado en gol del 7. Una conexión que está dando gran resultado.