Ousmane Dembelé sabe que está ante su oportunidad definitiva de triunfar en el Camp Nou. Y de momento, parece que la está aprovechando. En sus tres años vistiendo la elástica del Barça, ha sido más protagonista por sus polémicas extradeportivas y por sus lesiones que por su rendimiento dentro del terreno de juego. Sin embargo, ha dejado todas las excentricidades lejos de su vida privada, y se ha preparado a conciencia para deslumbrar a las órdenes de Ronald Koeman.
En el barcelonismo por fin se está respirando cierto optimismo por un jugador por el que se pagaron 130 millones de euros, y que de momento no ha dejado de devaluarse. Parece que, por fin, las lesiones le están respetando, y está siendo capaz de demostrar por qué la cúpula azulgrana hizo tal inversión por él. Regates, velocidad, dominio de ambas piernas, gran definición de cara a portería y cada vez más confianza lo están convirtiendo en un arma determinante para el ataque culé.
Dembelé en un entrenamiento del Barça / EFE
No obstante, por encima de todo está evidenciando un punto de más de madurez. Un incuestionable cambio de actitud y de mentalidad del que también es consciente el vestuario. Su metodología sigue siendo la misma, pero trabaja con el rigor necesario en cada sesión, y sobre todo los ejercicios destinados a prevenir las lesiones. Se ha dado cuenta que un jugador de sus características, y con su explosividad, necesita centrarse al 100% en este trabajo para reducir al mínimo los contratiempos musculares.
Una patata caliente para el nuevo presidente
No obstante, en Barcelona preocupa precisamente que el francés esté estallando justo el año en que debe negociar su extensión. Su contrato finaliza en verano de 2022, y diferentes rumores apuntan incluso a que ya estaría en conversaciones con equipos como la Juventus de Turín o el Manchester United para marcharse gratis ese verano.
Esta situación contractual favorece a Ousmane Dembelé. El extremo francés tiene la sartén por el mango. Si no se produce antes la renovación, el verano de 2021 será la última oportunidad del FC Barcelona de ingresar dinero por el delantero. Y como en 2019 o 2020, si él no quiere no se producirá el traspaso. Por lo que tendría en sus manos salir gratis en 2022, si así lo desea. Sin duda, será uno de los grandes dolores de cabeza a los que se tendrá que enfrentar el nuevo presidente.
Dembelé pega un chute de autoestima al Barça / EFE
El extremo galo siempre ha manifestado que quiere seguir y triunfar en el Camp Nou. Rehusó salir en 2019, cuando la entidad trató de incluirlo en la operación Neymar. El pasado pasado estuvo relativamente cerca de acabar cedido en el Manchester United, pero finalmente apostó por seguir en el club azulgrana.
Sin embargo, no menos cierto es que su rendimiento en sus primeros años en el Barça le ha generado muchas críticas y situaciones incómodas. Además, a nivel deportivo y económico, sabe que gracias a su juventud - tendrá 25 años en 2022- y a sus aptitudes puede ser objeto de deseo de cualquier grande de Europa. Por lo tanto, puede conseguir un gran contrato y tener la titularidad asegurada. Estos dos motivos son los que le podrían hacer dudar en su renovación, y apretar para sacar mejores condiciones al club culé.