Riqui Puig fue uno de los destacados del FC Barcelona en Cornellà (2-0). Salió en el once titular, formando medular con Ilaix Moriba y Miralem Pjanic y supo controlar el juego durante la primera parte, combinando con sus compañeros y aportando un punto de velocidad en la circulación del balón.
De las pocas cosas que se le pueden tirar en cara es que se cargase con una tarjeta amarilla en los primeros minutos de encuentro. Fue en el minuto 7 después de una acción ofensiva. Des de fuera el terreno de juego parecía incomprensible, pues no había ninguna jugada polémica. El motivo fue faltarle el respeto al árbitro.
El Chiringuito de Jugones desveló la conversación entre Riqui Puig y el colegiado Soto Grado, antes de la tarjeta en cuestión. El canterano le comentó dos veces al árbitro en con cierto tono chulesco “habla bien”. Este le contestó un “a mí no me grites” y el 12 replicó con un “y tú a mí tampoco”.
El juego siguió como si nada, pero al cabo de unos segundos se volvieron a encontrar. El colegiado le volvió a interpelar, el centrocampista le hizo un desmán y finalmente le sacó una amarilla. Una amonestación temprana e innecesaria que irritó a Ronald Koeman, que lo dejó en el vestuario en el descanso.
Perdiendo otra oportunidad
Riqui era de los mejores de los azulgranas, pero la tarjeta amarilla provocó su sustitución. Se quedó en el vestuario y salió en su lugar Ousmane Dembelé, que volvería a ser protagonista un día más. El francés falló el segundo penalti del encuentro, pero marcó un golazo desde fuera del área en el minuto 92.
El canterano desaprovechó por su calentón una oportunidad de lujo para seguir sumando minutos con el primer equipo. Sabe que no es totalmente del gusto de Koeman y debería aprovechar cada oportunidad como si fuera la última. En Cornellà pecó de chulería, se cargó demasiado pronto con amarilla y lo sentenciaron.