Qué difícil es sobrevivir sin Messi. El Barça de Koeman acabó el año de la peor manera y se dejó dos puntos de oro en la visita del Eibar al Camp Nou (1-1). Durante todo el choque, se vio a un cuadro culé tremendamente espeso e incapaz de superar la presión propuesta por el equipo armero.
El choque todavía se complicó más cuando Kike García adelantó a los visitantes tras aprovechar un error de Araújo. Sin embargo, la entrada de Dembelé dio una nueva cara al equipo y lideró la reacción inacabada de los culés. Los locales lo intentaron hasta el final, con más fe que fútbol, pero esta vez la épica no les acompañó. ¿Adiós definitivo a la Liga?
Lo que el VAR te da, el VAR te lo quita
El Barça de Koeman tenía un reto importante por delante ante el Eibar: sobrevivir sin Leo Messi. La baja del argentino por problemas físicos obligaba a los otros cracks a dar un paso adelante y liderar al equipo culé. En este sentido, el técnico holandés apostó por Griezmann como reemplazo del 10.
En frente, se encontraron un conjunto armero con las líneas de presión muy juntas, para intentar incomodar la salida de balón del cuadro catalán. Algo que consiguieron durante gran parte de la primera mitad. Los primeros 45 minutos pudieron ser muy distintos si Martin Braithwaite hubiese aprovechado un penalti a Araújo ratificado por el VAR. Sin embargo, su disparo se marchó desviado.
Braithwaite, en el penalti fallado ante el Eibar | EFE
A partir de entonces, los hombres de Mendilibar empezaron a sentirse más cómodos en el terreno de juego, arrinconando durante muchos momentos a un conjunto blaugrana que buscaba su oportunidad al contraataque. No obstante, en la primera mitad se vio a un Barça poco eficaz y constantemente incómodo. Prácticamente no consiguió ocasiones, y la más clara que tuvo, un gol de Braithwaite tras una gran acción colectiva, la anuló el videoarbitraje. Los culés se marcharon desolados al descanso, incapaces de superar a un bien organizado Eibar y con la sensación de que debían cambiar mucho las cosas para ponerse por delante.
Dembelé no es suficiente
A Koeman no le gustó lo que vio en la primera mitad, y no tardó en revolucionar el equipo. Tras el paso por los vestuarios, sacrificó a Mingueza para dar entrada a un Dembelé cuya velocidad y desborde podría aprovecharse de los espacios que dejaba la defensa visitante al contraataque. La entrada de El Mosquito dio un nuevo aire y velocidad a los culés. En poco menos de diez minutos, tuvo más ocasiones que todos sus compañeros en los primeros 45 minutos.
Y cuando más cómodo empezaba a sentirse el cuadro culé, llegó un auténtico jarro de agua fría. Araújo falló en la salida de balón, y Kike García lo aprovechó para definir en el uno contra uno a Ter Stegen. Tocaba remar para acabar el año a lo grande.
Dembelé, celebrando su gol ante el Eibar | EP
Precisamente fue Dembelé el que se encargó de liderar la reacción blaugrana. El entrenador culé prescindió de Griezmann, y le dio la opción al ex del Dortmund de llevar el peso del ataque. Y respondió con buena nota. Suyo fue el gol del empate, tras aprovechar una buena jugada colectiva y una maravillosa asistencia de Junior Firpo. El empate provocó la avalancha de ocasiones del cuadro culé. Un embiste que consiguió aguantar e incluso mermar el Eibar.
El Barça lo intentó hasta el último instante. Con más fe que fútbol y eficacia, pero acabó el partido asediando la portería de Dimitrovic. No obstante, esta vez la épica no acompañó a los hombres de Koeman. El conjunto culé se dejó dos puntos más en Liga, para acabar de mala manera un año negro en Barcelona. Y demostró que le cuesta, y mucho, sobrevivir sin la magia de Messi.