Victoria de autoridad del FC Barcelona contra la Real Sociedad. El equipo azulgrana superó con todo merecimiento a un conjunto que llegó como líder al Camp Nou. El cuadro catalán completó una muy buena actuación y minimizó al combinado txuri-urdin, especialmente en los primeros 60 minutos.
Mejoró la velocidad en la circulación de balón, la atención defensiva y, sobre todo, la actitud. El Barça estuvo metido desde el primer minuto hasta el último. Lo reconoció el propio Imanol Alguacil, técnico de la Real Sociedad: "Hacía mucho tiempo que no les veía hacer esos 45 minutos que han hecho. A ese nivel, con esa intensidad. Eso habla del respeto que nos tenían".
Messi, líder
El cambio de actitud fue global. Desde Ter Stegen hasta Leo Messi. El delantero argentino, que ya se había echado el equipo a la espalda en los últimos encuentros, ejerció de líder deportivo y también espiritual. Cargó con el peso ofensivo del FC Barcelona, como siempre, pero no fue lo único que hizo.
Messi con Le Normand / EFE
El 10 ordenó a sus compañeros, los espoleó y los animó cuando hizo falta. Incluso se enfadó cuando no le salieron las cosas, en vez de agachar la cabeza como en alguna ocasión esta temporada. Este miércoles tuvo la personalidad que muchos buscan desde que intentó marcharse del Barça en verano.
La actitud de Messi fue elogiada hasta por Imanol Alguacil. El técnico vasco reconoció que el delantero argentino se llegó a tirar al suelo para pelear balones, recalcando la extrañeza de la acción. No marcó ni tampoco asistió, pero no le hizo falta para ser igualmente uno de los mejores del partido.
Sin gol
A Leo le faltó lo que le viene faltando en las últimas semanas: efectividad de cara a puerta. Ante la Real Sociedad volvió a intentarlo, pero sin suerte. En la primera mitad, con un tiro desde la frontal que se marchó muy por encima de la portería de Remiro. Y en la segunda mitad, con un tiro cruzado que le salió muy flojo.
Messi falla un gol ante la Real Sociedad / EFE
A decir verdad, se le vio menos obsesionado con el gol que en los últimos encuentros. También ayudado por el hecho de que no tuvo que ser él quien creara todas las ocasiones. Aunque no logró perforar la meta de la Real Sociedad, no exhibió tanta frustración ni decepción como últimamente.
Messi confirmó ante el equipo vasco el paso adelante que había dado ya las últimas semanas. Lo había hecho deportivamente, pero no espiritualmente. Ahora ya sí.