El barcelonismo todavía no se cree lo que perpetró el FC Barcelona este martes contra la Juventus. El equipo azulgrana lo tenía todo a favor para terminar primero de grupo en la Champions. Incluso le valía una derrota por 0-2. El cuadro culé completó un partido desastroso y acabó cayendo por un contundente 0-3.
Una vez más, el líder del Barça en un revés que podría tildarse de histórico fue Leo Messi. El delantero argentino hizo todo lo posible para que el conjunto catalán le diera la vuelta al partido, pero no pudo lograrlo solo. Tuvo la actitud y las ganas, pero le faltó lo que le acostumbra a sobrar: el acierto de cara a puerta.
Siete tiros a puerta
Quizás motivado por el reencuentro con Cristiano Ronaldo, Messi estuvo muy activo desde que empezó el partido. Incluso en los fatídicos 20 minutos iniciales del Barça, el astro rosarino fue el único que dio la cara e intentó crear peligro. No logró hacerlo, pero se percibía que tenía un ritmo diferente al de sus compañeros.
Messi contra la Juventus / CULEMANÍA
Ya con 0-2 en el marcador, cargó definitivamente con el peso del equipo azulgrana. Bajó a recibir hasta donde lo necesitó el cuadro culé y se movió por todo el frente de ataque. Sus combinaciones con Alba fueron una de las pocas notas positivas de la primera mitad, pero a diferencia de lo que suele suceder habitualmente, ninguna acabó en gol.
Tras la reanudación, especialmente a raíz de la entrada de Riqui Puig, Messi siguió comandando al Barça. Lo hizo todo bien menos lo que se le da mejor: marcar. Creó, regateó y desequilibró, pero cuando tuvo que disparar a puerta se le hizo de noche. Hasta en siete ocasiones puso a prueba a Buffon, pero el guardameta italiano no falló. Todos los tiros a puerta de los culés fueron suyos.
Otra vez
Una vez más, el partido de Messi será recordado por haber liderado al FC Barcelona en un nuevo desastre colectivo. La racha de ridículos europeos del equipo catalán empezó en 2017, con las caídas de París (4-0) y Turín (3-0). En ambos encuentros el delantero argentino pasó completamente desapercibido.
Messi en el partido contra la Roma / EFE
Lo mismo sucedió en Roma, donde el cuadro blaugrana sufrió una de las derrotas más duras de su historia. Messi no pudo espolear al equipo ni guiarlo hacia las semifinales de esa Champions en ningún momento. Sí trató de hacerlo en Anfield, donde fue uno de los pocos, por no decir el único, que dio la cara. Como ante la Juventus, solo le faltó el acierto de cara a puerta.
En el duelo frente al Bayern del pasado verano en Lisboa, tanto él como el resto del equipo decepcionaron y completaron uno de los peores partidos de sus respectivas carreras, si no el peor. Este martes, Messi volvió a liderar al Barça en un fracaso histórico y todas las miradas se dirigieron de nuevo hacia él, aunque fue quien menos culpa tuvo.