El Barça vivió por fin un día grande en el Camp Nou. El conjunto azulgrana no dio opción a Osasuna (4-0) en un choque donde todos sus grandes cracks recuperaron la sonrisa. Griezmann, liberado tras su entrevista con Valdano, fue el mejor. Comprometido, atento y esta vez también acertado de cara a portería. Coutinho vio portería tras su lesión. Braithwaite siguió con su idilio con el gol.
Y el gran protagonista volvió a ser Leo Messi. El argentino no se detuvo hasta que consiguió dedicar su sentido homenaje a Maradona y cerrar la goleada. Ronald Koeman se arriesgó con una alineación inédita, y le salió bien. Libertad total de movimientos y verticalidad que desconcertaron a los rojillos.
Los jugadores del Barça, celebrando un gol ante Osasuna | EFE
El técnico holandés sorprendió al apostar por un once sin extremos puros, y demostró una nueva variante de su 4-2-3-1 con todo de futbolistas acostumbrados a jugar por la zona central. Un planteamiento que favoreció a sus atacantes a la hora de perfilarse hacia adentro, y dejar todas las bandas para la profundidad de los laterales Dest y Jordi Alba.
Intercambio de movimientos
Una estrategia que desconcertó por completo a la defensa de Osasuna, y que mostró la capacidad de reinvención y de alternativas del Barça de Koeman esta temporada. Griezman y Messi protagonizaron uno de sus mejores partidos juntos, precisamente en el choque donde no tenían una posición claramente definida en el terreno de juego. El 10 en principio iniciaba los ataques por la derecha, pero no tardó en aplicarse mucho más en el juego yéndose hacia adentro.
Por su parte, el francés esta vez sí que supo leer los movimientos del capitán azulgrana. Participó en la construcción del juego, bajando a recibir en muchas acciones, y también dio espacio al equipo con desmarques de ruptura. Total libertad para él. Asimismo, hay que destacar que tanto a Messi como a Griezmann les favoreció la presencia de un 9 de referencia como Martin Braithwaite.
Messi, celebrando con Griezmann un gol ante Osasuna | EFE
El danés hizo un gran partido, y no solo por el gol. Fue capaz de aguantar de desconcertar a los centrales rojillos, y dar espacio a los tres mediapuntas. Además, se adaptó también a los movimientos de Leo, dejándose ver por la parte derecha. Detrás de un 9 puro es cuando, tanto Griezmann como Messi, han sido capaces de demostrar todo su potencial. En este sentido, el ex del Leganés podría ser clave para que los dos cracks sean decisivos en cada choque.
Un planteamiento que, en cambio, perjudicaría notablemente a Ousmane Dembelé, el único extremo puro en estos momentos del conjunto culé. El Mosquito fue suplente por segundo partido consecutivo, pese a su gran arranque de curso. Si finalmente Koeman da más regularidad a esta estrategia, el francés podría ver reducidas sus oportunidades o tener que acostumbrarse a ser solo un revulsivo en el FC Barcelona.