El Barça vivió por fin un día grande en el Camp Nou. El conjunto azulgrana no dio opción a Osasuna (4-0) en un choque donde todos sus grandes cracks recuperaron la sonrisa. Griezmann, liberado tras su entrevista con Valdano, fue el mejor. Comprometido, atento y esta vez también acertado de cara a portería. Coutinho vio portería tras su lesión. Braithwaite siguió con su idilio con el gol.
Y el gran protagonista volvió a ser Leo Messi. El argentino no se detuvo hasta que consiguió dedicar su sentido homenaje a Maradona y cerrar la goleada. Ronald Koeman se arriesgó con una alineación inédita, y le salió bien. Libertad total de movimientos y verticalidad que desconcertaron a los rojillos.
Los jugadores del Barça, celebrando un gol ante Osasuna | EFE
Un once donde no tuvo hueco, de forma sorprendete, Ousmane Dembelé. El francés ha sido protagonista en este inicio de curso por sus buenas actuaciones, y una regularidad física que todavía no había demostrado en Barcelona. No obstante, ya suma dos decepciones seguidas. Fue suplente tanto en Kiev como contra Osasuna. Y sin un motivo aparente. Disputó 30 minutos contra Osasuna donde el VAR le anuló un gol, pero claramente se mostró insatisfecho con sus minutos.
Los posibles motivos de su suplencia
El motivo más probable de estas suplencias es la preocupación por su físico. Pese a que no ha mostrado ningún problema muscular en este inicio de temporada, en el Barça no se fían. Quieren ir con pies de plomo con un jugador muy propenso a lesionarse, y que además viene de dos operaciones graves.
Asimismo, El Mosquito siempre ha mostrado un claro déficit de atención y de compromiso, desde que fichó por el cuadro culé. Tanto en entrenamientos como en muchos encuentros, se le ha visto despistado, e incapaz de cumplir los planes del entrenador. Esto le hace perder puntos contra jugadores como Braithwaite o Griezmann, siempre predispuestos a ayudar a sus compañeros. Además, puede ser un obstáculo en la banda derecha para un puñal como Dest.
Koeman, conversando con un suplente Dembelé | EFE
Finalmente, no se puede descartar una nueva salida de tono o impuntualidad que no haya trascendido públicamente. No sería la primera vez. A Koeman le cuesta confiar en Dembelé. No hay duda que es un jugador que puede aportar cosas muy distintas al equipo. Pero sus vaguedades e imprecisiones hacen que sea también un futbolista difícil de controlar, y de encajar en un esquema.