"Lo mejor, los tres puntos". De esta manera resumió Gerard Piqué el partido del Barça ante el Dinamo de Kiev. El conjunto azulgrana se impuso por la mínima al equipo entrenado por el mítico Mircea Lucescu, y no estuvo a la altura de las expectativas. Ante un cuadro ucraniano gravemente mermado por las bajas, se preveía el enfrentamiento perfecto de los culés para recuperar sensaciones.
Y más, después de adelantarse en el marcador a los pocos minutos de juego. Leo Messi, en su partido 150 en Champions, marcó el primer gol del FC Barcelona. Y fue, evidentemente, de penalti. Sigue la racha negativa del argentino sin marcar de jugada. El último tanto que anotó en juego fue ante el Nápoles, en los octavos de final de la pasada edición de la Orejona.
Leo Messi, celebrando su gol ante el Dinamo de Kiev | FCB
El 10 certificó su tercer gol en tres partidos, que le convierten en el pichichi del cuadro catalán en la Champions. Sin embargo, las sensaciones del crack rosarino son preocupantes. Apático, poco preciso e incapaz de combinar con sus compañeros. Da la sensación de que Leo tiene la cabeza en otro sitio, y su presencia en muchos tramos resta más que suma al equipo.
Ansu Fati pone la magia
En cambio, Ansu Fati volvió a dar una clase magistral y demostró que debe ser el líder del FC Barcelona del futuro. El extremo guineabisauano fue el más activo y comprometido de los cuatro de arriba. Suya fue la primera ocasión que estuvo cerca de poner en ventaja al Barça, pero se topó ante Nescheret.
El cuadro culé no hizo un buen partido, y se vio sobrepasado en muchas ocasiones por la intensidad y la ilusión de los ucranianos. El conjunto azulgrana jugó con fuego en muchos momentos de partido. Se relajó y estuvo cerca de pagarlo. Ansu, junto a Ter Stegen, fueron los únicos rayos de luz en una noche negra en el Camp Nou. El meta alemán fue decisivo con hasta cuatro paradas determinantes. Mientras que el joven delantero fue el único jugador que aportó la magia, que marcó las diferencias, que generó el desequilibrio y las jugadas de gol en un Barça desidioso.
Piqué, celebrando con Ansu Fati el gol ante el Dinamo de Kiev | EFE
Al equipo de Koeman no hay que exigirle solo vencer, sino también convencer. El holandés no acabó contento y seguramente el barcelonismo tampoco con los tres puntos ante el Dinamo. Un triunfo con el que se encara la clasificación para los octavos, pero que abrió la puerta a una pregunta clave: ¿Y luego qué? ¿Está el FC Barcelona de Koeman preparado para luchar por la Champions?