¿Qué le pasa a Leo Messi? Esta es la gran pregunta que se debe estar haciendo todo el barcelonismo en estos momentos. El inicio de temporada del crack argentino no está a la altura de su figura. El 10 se está mostrando más participativo que nunca, y está protagonizando un desgaste físico que nunca hasta ahora se le había visto.
Hace unas semanas, el capitán azulgrana alzó la voz para pedir disculpas por el espectáculo que se montó en verano y su disputa con Bartomeu, y aseguró que tenía los cinco sentidos y todo su compromiso puesto en el Barça, en conseguir la mayor cantidad de títulos este curso. Y la verdad es que a nivel de actitud, ninguna queja.
Leo Messi, cabizbajo en un partido del Barça | EFE
Sin embargo, lo más preocupante es que el de Rosario se está mostrando poco efectivo en facetas donde ha sido el gran dominador mundial durante la última década: en los goles y asistencias. Messi lleva solo tres tantos en los ocho primeros partidos del curso. Los tres de penalti y dos de ellos en Champions. Por tanto, solo uno en Liga en los seis primeros choques. Es la cifra más baja de Leo desde el arranque de la Liga 2007-2008. Asimismo, le está también costando repartir pases decisivos a sus compañeros en este inicio.
Y eso que el capitán culé lo está intentando a más no poder. Su falta de eficacia le está llevando a una obsesión y a un claro estado de ansiedad, como queda patente en su racha negativa en los lanzamientos de falta, una de sus grandes especialidades. Su último gol de libre directo fue el 16 de julio contra Osasuna. Hace más de cuatro meses. Desde ese momento, lo ha intentado en 46 ocasiones, y en ninguna ha tenido éxito.
¿Por qué ha bajado el nivel de Messi?
Es evidente que el aspecto mental es un tema a tener muy en cuenta sobre el bajón estadístico de Messi. Pese a sus palabras de unión con el barcelonismo, es evidente que Leo debe tener muchas cosas en la cabeza. El intento frustrado de fuga el pasado verano, la dimisión de Bartomeu, la incógnita de su futuro, la rebaja salarial... y esto está haciendo que el argentino no esté todo lo centrado que le gustaría.
Y también está teniendo un papel fundamental la exigencia física. Hasta el momento, y con 33 años, Messi ha jugado todos los minutos de Liga y Champions y los de su Selección. Ha jugado diez partidos completos sin descansar ni un minuto y eso sin duda se empieza a notar, y más cuando está siendo la temporada en la que más está corriendo y presionando.
Leo Messi, frustrado con una ocasión del Barça | EFE
Ante el Alavés, fue el jugador que más balones perdió (16) porque no fue capaz de encontrar a sus compañeros ni de superar la aguerrida defensa de los vitorianos. Y poco a poco, se fue frustrando en un partido que hace un par de temporadas, posiblemente hubiera ganado él sólo con una pierna en media hora. Está fallando ocasiones y acciones claras, de las que no tiene acostumbrado al barcelonismo.
Ronald Koeman, tan decidido con muchos aspectos de la gestión del vestuario, sigue sin atreverse a dar un reposo a Messi. Es más, dejó claro antes de ir a Getafe que Messi, como pasaba antes con otros entrenadores, es el que decide cuando juega. "Se cansa más si no juega", explicó.
Sin embargo, en los últimos choques ha quedado de manifiesto que el capitán necesita un descanso, tanto físico como mental, para centrarse en sus objetivos. Un paso atrás para luego dar dos hacia adelante. El miércoles ante el Dinamo de Kiev, con la clasificación para octavos de la Champions ya encarrilada, podría ser una gran oportunidad para el holandés de dar descanso al 10. Porque es evidente que lo necesita.