Antoine Griezmann necesitaba un gol como el respirar. El inicio de curso del delantero francés, al menos de cara a portería, estaba siendo horrible. Ronald Koeman lo intentó todo para que se sintiese cómodo en el terreno de juego, y poder sacar todo su potencial. Sin embargo, cada vez que El Principito disponía de una ocasión manifiesta de gol, no se mostraba preciso. Y esto no hacía sino incrementar todavía más su ansiedad.
El técnico holandés perdió la confianza en él, y lo sentó en el banquillo en el clásico. No obstante, la lesión de Coutinho le dio una oportunidad de oro para recuperar la titularidad, y jugar más por el centro. Una ocasión que, de momento, no está desperdiciando.
Griezmann acabó con su maleficio de cara a portería ante el Alavés | EFE
Ante la Juventus en Champions, protagonizó uno de sus mejores partidos con la elástica azulgrana. Pero el poste evitó su gol. No obstante, esta vez contra el Alavés, no estaba dispuesto a volver a errar. El ex del Atlético aprovechó un error de la defensa vitoriana para superar a Pachecho con un toque ligero y de mucha calidad, para poner el empate en el marcador.
Fin a su sequía
Con este tanto, Griezmann puso fin a una sequía que se extendía desde el mes de julio. Con Koeman, todavía no había sido capaz de ver portería. Su último gol fue el 5 de julio, cuando batió al Villarreal en la goleada a domicilio (1-4), en la el mejor partido de la era Setién en el Barça. De eso hacía 13 partidos, 6 de la pasada campaña y 7 de la 2020-2021. Tras el parón por el coronavirus, solo había anotado un gol en 19 partidos.
Una mala racha que comportó incluso el toque de atención del entrenador azulgrana. El holandés nunca ha tenido ninguna queja de la actitud y el compromiso del galo, sin embargo sí le exigió que "le falta marcar". Todo esto no hacía sino aumentar el agobio de Griezmann. Por eso, el gol ante el Alavés fue un completo alibio para él, igual que el posterior abrazo de Messi. Ha necesitado 452 minutos, demasiado tiempo para un goleador de su categoría.
Griezmann, anotando el gol del empate del Alavés-Barça | EFE
Asimismo, este gol parece que puede acabar con el infortunio de Griezmann. Y es que pocos minutos después, certificó un doblete que fue anulado por el VAR y Hernández Hernández. El delantero francés es un inconformista, y pese a romper su sequía, fue autocrítico con su rendimiento. Admitió que estaba fallando mucho y el equipo necesitaba sus goles. Su cabeza le da vueltas porque últimamente ha fallado ocasiones importantes en este inicio de temporada y no encuentra una explicación al por qué. Y aún así dijo: “Estoy disfrutando e intentando trabajar para mejorar”.