El Real Madrid se llevó de forma injusta el primer clásico de la temporada en el Camp Nou (1-3). El FC Barcelona mostró más luces que sombras y unas sensaciones notables, pero les faltó la precisión y la contundencia para sentenciar el choque. Y ante los de Chamartín, no puedes perdonar.
Los de Zidane consiguieron un exagerado premio a su partido. Pero sin duda, el gran protagonista del triunfo volvió a ser el VAR y el árbitro Martínez Munuera. Sin embargo, la Liga es muy larga, y los culés demostraron que son un equipo mucho más compacto, que sigue siendo favorito para alzar el título.
Tablas en una trepidante primera parte
Ronald Koeman consumó la renovación de su nuevo Barça en el escenario más imponente: en el primer clásico de la temporada ante el Real Madrid. Al técnico holandés no le tembló el pulso a la hora de poner en el terreno de juego a los 11 hombres que consideraba más en forma para luchar por la victoria. Una alineación que incluyó la entrada de tres jugadores de menos de 20 años, como Ansu Fati, Pedri y Dest. Los perjudicados fueron una vez más los grandes señalados Antoine Griezmann y Sergi Roberto.
En frente, el conjunto entrenado por Zinedine Zidane que llegaba en un momento complejo: tras dos derrotas consecutivas ante rivales a priori inferiores, necesitaba un golpe de efecto para recuperar sensaciones. En este sentido, los blancos empezaron el choque a un nivel descomunal, y Fede Valverde confirmó este imponente arranque con un gol a los cuatro minutos de juego.
Sin embargo, este tanto no cambió los planes de Koeman, que rápidamente se sobrepuso al jarro de agua fría con el gol del empate. La rutinaria conexión entre Messi y Jordi Alba, que regresaba de lesión, la definió un Ansu Fati que actuó como delantero centro, y volvió a demostrar su eficacia de cara a portería. El de Guinea-Bisáu puso las tablas y siguió escribiendo su nombre en los libros de historia, convirtiéndose en el jugador más joven en marcar en un clásico.
Ansu Fati, celebrando su gol contra el Real Madrid | FCB
Tras igualar el electrónico, llegaron los mejores minutos del FC Barcelona. Movimiento constante, velocidad, intensidad, contundencia en defensa. Y lo mejor, el nivel superlativo de Messi, que actuó esta vez sí como líder del vestuario. El argentino presionó como hacía años que no se le veía, y en ataque se multiplicó para capitanear el juego culé. Solo le faltó un gol que estuvo cerca de conseguir, pero Courtois solventó bien las claras ocasiones del 10.
Mientras, el Madrid intentaba morder pero no conseguía interrumpir las conexiones blaugranas por el centro del ataque. Mientras, esperaban su oportunidad para robar y lanzarse rápidamente al contraataque. Una estrategia que les funcionó. Pese a no dominar el juego, pusieron en aprietos a Neto en más de una ocasión. La primera mitad tuvo un ritmo trepidante, y acabó con un empate a goles, pero con un Barça claramente superior a nivel de sensaciones.
El VAR, al rescate del Madrid
Tras el paso por los vestuarios, el Barça siguió maltratando la portería del Real Madrid en busca del gol que les diese la ventaja en el mercador. De nuevo, a lomos de un Messi espectacular y con un compromiso máximo, el conjunto azulgrana dominó por completo el juego y las ocasiones. Sin embargo, el tanto no acabó de llegar. Coutinho tuvo la más clara, pero su remate de cabeza se marchó al lateral de la red.
Los hombres de Zidane, encarcelados por la intensidad del juego azulgrana, resistían como podían mientras esperaba un milagro para no ceder en el marcador. Y entonces, apareció el VAR para, de nuevo, dar alas a los blancos. El colegiado Martínez Munuera señaló un discutido penalti de Lenglet a Sergio Ramos, por un agarrón. El capitán merengue, ilustre especialista, superó a Neto. Exhesivo e injusto premio para un endeble Real Madrid.
Sergio Ramos, celebrando su gol ante el Barça | EFE
Un gol y una polémica decisión que sacó al Barça del partido. Y más cuando cinco minutos después, el videoarbitraje decidió obviar una mano de Varane dentro del área. Koeman, para dar una nueva cara y despertar al equipo, optó por un cambio completo de las posiciones ofensivas. Dio entrada Griezmann, Dembelé y Trincao para intentar destrozar una encerrada defensa madridista.
Sin embargo, con más piezas que fe y precisión, el Barça finalmente se marchó de vacío. Luka Modric sentenció al contraataque un robo histórico para el FC Barcelona. El conjunto azulgrana fue superior, demostró unas notables sensaciones y protagonizó un choque con más luces que sombras. Sin embargo, ante un Real Madrid contra el que nunca puedes dar por muerto, y con la inestimable ayuda del VAR, es muy difícil ganar la Liga.