El gran partido de Leo Messi en el regreso de la Champions al Camp Nou no esconde la dura realidad del argentino de cara a portería. El 10 anotó el primer tanto de los azulgrana ante el Ferencvaros, pero lo volvió a hacer desde el punto de penalti. La fortuna no está acompañando al capitán culé a la hora de ver portería tras combinar con sus compañeros. Lleva ocho encuentros seguidos sin marcar de jugada.
Y es que la falta de gol del de Rosario tras el regreso de las competiciones preocupa, y mucho. En total, el cuadro catalán ha disputado 18 partidos tras el confinamiento, donde Messi ha jugado absolutamente todos los minutos y sólo ha anotado nueve goles y un único doblete, además de nueve asistencias. Su poca eficacia de cara a portería está perjudicando también a un Barça, en esta mala racha del crack, ha perdido una liga y ha sido eliminado en cuartos de final de la Champions de manera humillante en Lisboa ante el Bayern de Munich.
Messi, lamentando la derrota contra el Getafe | EFE
Sus números son todavía más alarmantes en comparación al curso pasado. Solo lleva un gol en los primeros cinco choques, y no ha conseguido ninguna asistencia. Mientras que a estas alturas, y tras salir de una lesión, la temporada pasada ya llevaba cinco goles y tres asistencias. Del mismo modo, están bajando sus registros de participación en el ataque azulgrana: Messi solo ha generado una gran ocasión en cuatro partidos de la competición doméstica, cuando el año pasado generó 36 en 33 partidos ligueros. Lo que le está llevando a un claro estado de obsesión.
No le entran las faltas
En la carrera de un deportista de élite, no solo es importante estar en perfectas condiciones a nivel físico, sino también ser capaz de no ofuscarse con las rachas negativas y los problemas. Algo que no está sabiendo sobrellevar Leo. El no anotar de jugada, le está llevando a tampoco ser certero en una de sus especialidades: desde el libre directo. En el último partido, ante el Ferencvaros, lo intentó hasta en cinco ocasiones desde todas las posiciones, pero ninguna estuvo cerca de acabar en gol.
Tras el confinamiento, Messi solo ha sido capaz de marcar un gol de falta directa: fue el 16 de julio ante Osasuna en el Camp Nou. Un tanto que celebró de forma efusiva y rabiosa, y demostrando que la falta de precisión le afecta mentalmente. Desde entonces, el argentino lo ha intentado en 52 ocasiones con la misma suerte: o ha parado el portero, o ha chocado con la barrera o se ha ido fuera.
Leo Messi, buscando un gol de lanzamiento de falta | EFE
Esta falta de acierto está llevando al 10 a tratar, de todas las maneras posibles, de romper con la racha negativa. Y le está comportando una sensación de agobio que se está reflejando en cada vez que planta el balón para disparar. Pero no solo eso, sino que también está perjudicando su precisión a la hora de definir en movimiento.
Leo tiene muchas cosas en la cabeza. Los últimos meses no han sido fáciles para él. Reencontrarse con el gol y disfrutar en el terreno de juego será su única manera de ayudar al equipo, y ayudarse a sí mismo. Messi siempre ha acostumbrado al barcelonismo a crecerse en partidos grandes. Este sábado, ante el Real Madrid en el Camp Nou, tendrá su primera oportunidad para enfocar toda esa angustia en su juego, y demostrar que sigue siendo el mejor y un tirador de faltas histórico.