El barcelonismo celebra que Leo Messi seguirá, como mínimo, un año más en el Barça. El club culé ha ganado tiempo para intentar convencerle con el nuevo proyecto deportivo, o como mínimo, tendrá la oportunidad de organizarle una despedida a la altura de su figura. En las próximas horas, el argentino pasará el PCR, y se incorporará por primera vez a los entrenamientos de Ronald Koeman. Se le espera para el primer amistoso, el día 12 ante el Nástic de Tarragona.
Una decisión que trastoca los planes de reestrucutración del vestuario de Bartomeu, y que además obligará al FC Barcelona a hacer malabares, para cuadrar nuevas incorporaciones con su estratosférico salario. No obstante, sigue siendo Messi, y su presencia es un seguro de vida y goles durante todo el año.
Leo Messi en un partido del Barça / EFE
El nuevo técnico azulgrana espera la máxima implicación del 10, pese a haberse tenido que quedar a la fuerza. Ya reconoció en su presentación que solo quiere a gente comprometida y que desee de verdad estar en el club. No es el caso de Leo en estos momentos, pero podría cambiar su visión en los próximos meses
Promesa de implicación máxima
Es evidente que, tras sus maneras de anunciar su continuidad, Leo Messi se ha visto obligado a continuar el Camp Nou. Si hubiese tenido más fácil su salida, ya estaría jugando para el Manchester City o el PSG. Sin embargo, se encontró ante un Bartomeu impasible, que no estaba dispuesto a dejar escapar su estrella.
Todas estas últimas polémicas han provocado que la afirmación del nuevo míster en su presentación vuelva a estar sobre la mesa. Sin embargo, en la entrevista donde anunció que se quedaba, el capitán envió también un mensaje al nuevo técnico: "Mi actitud no cambiará y daré lo mejor”. Prometió máxima implicación tras los últimos acontecimientos, y esto podría convencer a Koman, y que obviase su discurso.
Koeman en el primer entrenamiento con el Barça / FCB
Porque al final se trata de Messi, el mejor futbolista del mundo. Y aunque no esté a gusto, si su rendimiento sigue siendo soberbio, el holandés no podrá dejarle en el banquillo. Y más con un sueldo de 100 millones de euros al año. Por tanto, todo indica que ahora será el técnico que se verá obligado a ceder.
Se abre un nuevo reto para Koeman en el Barça. Y es que gran parte del posible éxito del Barcelona esta temporada dependerá de la cintura del técnico a la hora de acoger a un astro triste y de que Messi pueda volver a sentirse motivado tras un año para el olvido y con elecciones en el club a la vista.