Horas después de la derrota del Barça contra el Bayern de Múnich (2-8) salió la noticia que apuntaba que Leo Messi habría comunicado a la junta directiva su deseo de abandonar el club este mismo verano. El argentino termina contrato en 2021 y todavía no ha renovado.
Este movimiento del capitán se puede entender de dos maneras diferentes. Primera, un agotamiento físico y mental para dejar paso a las nuevas generaciones. O segunda, una estrategia para poner presión al equipo de Josep Maria Bartomeu para forzar elecciones lo antes posible.
Gran pérdida futbolística
Si Messi finalmente se va del Camp Nou ésta o la próxima temporada será una de las noticias más temidas de la historia del club. El argentino es el mejor jugador que ha pasado por Barcelona y seguramente el mejor de todos los tiempos. El equipo perdería el arma ofensiva más peligrosa de los últimos 10 años.
Y es que desde que debutó en 2004, ha disputado un total de 633 goles en 16 temporadas. A pesar de tener 32 años y no contar este año con el apoyo de muchos compañeros, ha conseguido firmar una buena temporada en lo individual: 31 goles y 26 asistencias en 44 partidos. La mayoría de los tantos siguen saliendo de sus botas.
Leo Messi celebrando su gol contra el Nápoles / FC Barcelona
A parte de perder el mejor futbolista del mundo, se perdería el líder del vestuario. Un líder que actúa más sobre el césped que fuera de él. Él solo ha conseguido dar la vuelta a muchos partidos y activar a esos compañeros que a veces se muestran desconectados del encuentro como su buen amigo Luis Suárez.
Su salida dejaría más que tocada a la afición, que no podría despedirse --debido a la pandemia-- del mejor jugador que ha pasado por el Camp Nou. El nuevo Barça empezaría huérfano de líder y con él saldrían varias de las vacas sagradas con quien va de la mano: el propio Suárez, Arturo Vidal, Jordi Alba o Gerard Piqué.
Regeneración
Pocas cosas positivas habría de una salida de Messi a corto plazo. Se podría reformar por completo la plantilla, sin miedo al gran capitán. También se podría repartir más equitativamente el poder del vestuario, sin un grupo que sobresaliera exageradamente por encima del resto.
Otro de los puntos positivos es que se abriría un casting para que algunos futbolistas demostraran que son capaces de liderar un equipo de la categoría del Barça. Griezmann, Trincao, Dembelé o Ansu tendrían vía libre para coger el testimonio y la enorme responsabilidad del 10.
Ansu Fati y Leo Messi celebrando la victoria en el Camp Nou / FC Barcelona
No es esperanzador un futuro sin Messi, pero tarde o temprano tendrá que llegar. La salida del 10 comportaría una reestructuración total del vestuario, con nuevos líderes y menos poder en el momento. Se perdería al mejor futbolista del planeta, pero se ganaría libertad en la configuración del primer equipo.