Quique Setién tiene las horas contadas como entrenador del FC Barcelona. La abultada derrota ante el Bayern de Munich acabó de cavar su tumba. Sin embargo, hay muchos más motivos que sustentan su salida. El principal, que no ha sido capaz de cumplir con sus promesas, ni de conseguir transformar al cuadro azulgrana en un equipo atractivo e intenso. Esto, sumado a que los resultados no le han acompañado, hacen que sea prácticamente imposible que continue el próximo curso.
Y él lo sabe. En la rueda de prensa posterior al choque contra los bávaros, ya dejó entrever que su futuro está sentenciado. "Soy consciente de lo que supone una derrota de este calibre. Lo que ha pasado hoy, hay que analizarlo desde una perspectiva más amplia, pero la credibilidad de un entrenador después de esto disminuye, es obvio", aseguró el cántabro. Según avanzó Mundo Deportivo, será el propio Eric Abidal, su gran valedor, el que le comunicará su sentencia definitiva.
Quique Setién, cabizbajo tras la derrota ante el Bayern | EFE
Por tanto, el técnico cántabro dejará el Barça a los siete meses de su llegada. Aterrizó en enero pasado después de la destitución de Valverde días después de perder la Supercopa de España. Recogió un Barça líder en la Liga, primero de su grupo en la Champions League y a punto de jugarse la Copa del Rey. En estos 25 partidos, Setién no ha conseguido ninguno de los tres títulos por los que luchaba, lo que le ha abierto la puerta de salida. 16 victorias, 4 empates y 5 derrotas, todas ellas de gran calado, trascendentes e irrecuperables.
Su última condena
Incluso en su último partido, volvió a pecar de falta de valentía. Apostó por cuatro centrocampistas para evitar los embistes del Bayern. Una decisión que dejó al equipo a merced del poderío germano. En cambio, dejó a Griezmann en el banquillo, una opción que seguramente habría facilitado al conjunto azulgrana tener más el balón y atacar con más efectivos. Una estrategia muy Valverde.
Sin embargo, especialmente criticado el santanderino ha sido por su planteamiento con los jóvenes Riqui Puig y Ansu Fati. Setién no dejó que ayudasen al filial, argumentando que tendrían un peso importante en la Champions. No obstante, la realidad es que el extremo solo jugó 20 minutos ante el Nápoles, y el centrocampista no se movió del banquillo.
Ansu Fati y Riqui Puig en un calentamiento del Barça / Redes
Un planteamiento amarrategui que pasó factura al equipo, especialmente en la goleada ante el Bayern. Y es que, con el 2-4 de Luis Suárez, todo indicaba que era el momento preciso para dar frescura al cuadro catalán con la entrada de los dos canteranos, en busca de la remontada.
Dar la vuelta al marcador se preveía prácticamente imposible. No obstante, esta decisión como mínimo podría haber hecho que Setién se ganase a parte del barcelonismo, y cerrase su etapa como entrenador del Barça con las botas puestas y con sus ideas por delante. Pero todo hace indicar que la presión le superó.