El Barça estará la próxima semana en Lisboa por la puerta grande. Los culés no dieron prácticamente opciones al Nápoles en el Camp Nou. Quique Setién apostó por las vacas sagradas, dando entrada a Antoine Griezmann y a Sergi Roberto, y le salió bien la jugada (3-1). Ya en los primeros 25 minutos, el encuentro estaba sentenciado.
Los napolitanos salieron valientes, a por el gol, y en el segundo minuto ya tuvieron la primera ocasión. Dries Mertens enviaba el balón al poste tras un mal rechace de Gerard Piqué. A partir de ese momento, no hubo color. Aunque los culés no hicieron el mejor partido de la temporada, estuvieron muy acertados de cara a gol, conscientes del reto que tenían delante. Candidatos a levantar al título.
Sorprendentemente, Clement Lenglet fue el primer goleador. En el minuto 10, el francés remataba un córner tras separarse de su marcador con el brazo. Se encontraba totalmente solo lejos de David Ospina. A pesar de las tímidas críticas de los visitantes, el colegiado turco Cuneyt Cakir lo validó una vez consultarlo con el VAR.
Los jugadores del Barça celebrando el gol de Leo Messi contra el Nápoles / EFE
Trece minutos más tarde aparecía Leo Messi, el mejor del encuentro un día más. Se iba de dos marcadores, recogía un balón muerto desde el suelo y, ante la presencia de Kostas Manolas, lo colocaba lejos del alcance del portero colombiano. Y no había terminado. En el minuto 30 le anulaban el tanto del doblete por unas supuestas manos al bajar el balón al césped.
En los dos últimos minutos del primer tiempo, el colegiado fue el protagonista absoluto. Pitó un penalti de Kalidou Koulibaly a Messi, ratificado por el VAR. El argentino le cedió la pena máxima a Luis Suárez y éste no fallaba. El tercer gol de la tranquilidad. Un minuto más tarde compensaba a favor del Nápoles. Penalti de Ivan Rakitic a Dries Mertens y tanto de Lorenzo Insigne.
Messi luchando un balón con Koulibaly / EFE
En el segundo tiempo, los italianos pusieron una marcha más en el primer cuarto de hora, mientras que los culés apostaron por un fútbol más horizontal y mantener el resultado. A pesar del arreón inicial de los de Genaro Gattuso se les acabó la gasolina rápidamente, tampoco tuvieron ocasiones claras de gol hasta el tramo final.
Doble aplicación del VAR
Este sábado vimos una diferencia clara entre la aplicación de videoarbitraje en España y en Europa. Hubo varias acciones polémicas que se resolvieron de manera distinta que en la Liga. Lenglet empujaba ligeramente en su gol al marcador y la acción ni siquiera fue consultada por el colegiado. En cada córner hay muchas y se suelen pitar.
Acción del gol de Clement Lenglet durante el Barça-Nápoles / EFE
Quiso compensar la acción con el que hubiera sido el segundo gol de Messi, en el minuto 30. Según Cakir, el 10 controló el balón con el brazo --como hizo Karim Benzema contra la Real Sociedad en Liga y se validó-- y superaba a Ospina por arriba. Cuando ya todos daban el gol como válido, el VAR lo anulaba. Queda claro que la Liga no es la Champions League.
A por la semifinal
Aunque no fue ejemplo de fútbol control y de espectáculo ofensivo los noventa minutos, el Barça demostró este sábado su potencial goleador. Resolvieron bien las ocasiones más claras que tuvieron y demostraron que quieren conseguir esta Champions League. Aviso para el Bayern de Múnich.
Choque de trenes en los cuartos de final en Europa. Los culés demostraron que el descanso entre Liga y Europa les sentó bien, como ya anunciaron Quique Setién y Sergio Busquets en rueda de prensa. Ahora les espera el conjunto bávaro, uno de los favoritos para alzar la orejona, que batieron al Chelsea sin ninguna oposición (4-1).
Eder Sarabia y Quique Setién en el banquillo contra el Nápoles / EFE
Debut de Monchu
Ni Riqui Puig ni Ansu Fati. Quien tuvo minutos contra el Nápoles fue Monchu, capitán del Barça B. El mallorquín salió en lugar de Antoine Griezmann y se ubicó en la mediapunta, aunque acostumbre a jugar de interior o pivote con García Pimienta. Reconocimiento cuando más rumores hay de su posible salida.