No es un momento fácil para ser el capitán y líder del Barça. El club culé se ha visto envuelto en los últimos meses en polémicas constantes, tanto por parte de la directiva como también en el vestuario. Leo Messi está harto. Y lo ha demostrado en diferentes ocasiones esta temporada.
El argentino no es mucho de hablar, ni de dejar recados de forma pública. Sin embargo, este curso se ha visto obligado a aparecer y dar la cara, tanto contra Eric Abidal como también por el rendimiento mostrado por el equipo en la parte final y decisiva del curso, donde no estuvieron a la altura.
Leo Messi, exhausto en el partido ante Osasuna | EFE
El 10 envió un mensaje contundente tras dejar escapar el título ante el Osasuna. "El equipo deja mucho que desear en muchos partidos. No nos alcanza ni para la Liga, y si queremos las Champions vamos a tener que cambiar muchísimo. De lo contrario, nos va a eliminar el Nápoles". Unas declaraciones que parecían pedir la cabeza de Quique Setién, pero que también iban dirigidas a muchos futbolistas que han demostrado una clara falta de profesionalidad esta temporada.
El mensaje de Messi no cala en el vestuario
No obstante, parece que la voz y el mensaje de Messi no cala en el vestuario. Días después de este duro mensaje al equipo, volvieron las insensateces. Primero, un Arthur que solo debía aguantar algunas semanas más sin protestar, antes de cerrar definitivamente su paso por el Camp Nou y abrir un nuevo capítulo de su carrera en la Juventus. Sin embargo, decidió optar por el camino de la confrontación y declarar la guerra al club azulgrana.
Se marchó de vacaciones a Brasil, y decidió no volver el día acordado para preparar la Champions con sus compañeros. Se declaró en rebeldía para forzar la rescisión de su contrato, y solo ha conseguido tensionar más las cosas. La entidad culé no tiene previsto facilitarle su salida, y le ha abierto un expediente disciplinario.
Messi da instrucciones a sus compañeros durante una pausa de hidratación | EFE
Otro protagonista negativo, y este duele mucho más a Messi ya que forma parte de su círculo de confianza, fue Arturo Vidal. Durante sus días en Ibiza, se mostró en sus redes sociales borracho, a pocas semanas del choque decisivo en Champions ante el Nápoles. Y con su futuro en la cuerda floja.
Demasiado solo
Leo está pagando demasiado caro ser el único líder, tanto en el vestuario como en el campo. Una situación insólita para él. En la época de los Puyol, Xavi, Valdés o Iniesta, está responsabilidad se la repartían entre diferentes pesos pesados. Sin embargo, el crack rosarino no está encontrando ningún apoyo para conseguir superar la situación.
Y esto está dando vida a muchos jugadores que han destacado, durante toda su carrera, por ser poco profesionales. Se han encontrado a un vestuario herido, con un único paladín incapaz de apagar todos los incendios. Messi está cansado. Necesita un proyecto deportivo fiable para sus últimos años, y no ser el único responsable de dar la cara ante todas las situaciones.
Leo Messi, en una imagen de archivo | EFE
Con su futuro en el aire, las últimas polémicas que ponen en juicio su discurso le debilitan como capitán. Quizá se trata de un vestuario indomesticable. O quizá Messi no es el líder que necesita el equipo fuera del terreno de juego. Lo que está claro es que sin un jefe, todo el proyecto está destinado a irse a pique.