El Espanyol ya es oficialmente equipo de Segunda División. Y fue precisamente el FC Barcelona el que condenó a los Periquitos al infierno, tras la victoria en el Camp Nou por la mínima (1-0). En un encuentro soporífero, con los de Rufete encerrados e intentando no recibir una goleada culé, un detalle acabó de decantar la balanza.
Los hombres de Setién no tuvieron una noche especialmente inspirada. No obstante, la única vez que conectó la MSN sirvió para sentenciar al club blanquiazul a la categoría de plata. En los últimos minutos, el Espanyol intentó morir con las botas puestas. Sin embargo, finalmente no consiguieron ni siquiera empatar, y se marcharon de Primera con una dura derrota en un derbi que tardará tiempo en repetirse.
Fortaleza impenetrable del Espanyol
Quique Setién apostó contra el Espanyol por un once prácticamente idéntico al que introdujo contra el Villarreal, donde protagonizaron uno de los mejores partidos de la temporada a nivel de juego. No obstante, nada más empezar el técnico culé se dio cuenta que el choque contra el conjunto blanquiazul sería muy diferente al del estadio de La Cerámica.
Los Periquitos se presentaron en el Camp Nou con el objetivo de no ser devastados por los culés. Su principal objetivo era no recibir una goleada, y no lanzarse a por una victoria que les permitiese luchar por una salvación prácticamente imposible. Para ello, Rufete apostó por un planteamiento extremamente defensivo, con dos líneas defensivas muy juntas, y formada por cinco futbolistas cada una.
Sergio Busquets, en una acción contra el Espanyol | EFE
Una fortaleza prácticamente impenetrable. El Barça controló por completo la posesión durante los primeros 45 minutos, pero esta vez el balón no le sirvió para provocar peligro en la portería rival. El cuadro catalán se mostró intenso, intentando mover la pelota con velocidad y movimientos constantes. No obstante, la MSG se encontró con excesivos problemas para conectar cerca del área blanquiazul. Griezmann y Messi fueron los más activos en una primera mitad soporífera, y que todavía pudo acabar peor para el conjunto azulgrana, si el Espanyol hubiese aprovechado alguna de sus claras oportunidades al contraataque.
Ansu Fati revulsivo... durante cuatro minutos
El Barça necesitaba desborde y velocidad para poder sorprender a la intensa y sellada defensa del Espanyol. Y esta vez Setién sí fue valiente, y no se pensó ni un minuto el sacar al jugador más desequilibrante, después de Messi, de la plantilla. El técnico culé dio entrada a Ansu Fati al descanso. No obstante, esta vez su estrategia no le funcionó bien.
Y es que el joven extremo duró menos de cinco minutos sobre el terreno de juego. En una de sus primeras acciones, realizó una plancha imprudente contra Calero. El colegiado le mostró la amarilla, pero tras consultar con el VAR, decidió expulsar al de Guinea-Bisáu. Al FC Barcelona se le complicaba la Liga, ya que se veía obligado a superar a Los Periquitos con solo 10 futbolistas.
Acción por la que Ansu Fati fue expulsado contra el Espanyol | EFE
No obstante, solo dos minutos después se volvió a igualar el choque, también en cuanto a expulsiones. Pol Lozano protagonizó una acción muy dura contra Gerard Piqué, con una entrada con los tacos a la espinilla del central azulgrana. De nuevo participó el videoarbitraje, y Munuera Montero sacó la roja al canterano blanquiazul.
Y apareció la MSG
En el 10 contra 10, volvió el dominio culé. Y surgió la felicidad. En una de las primeras combinaciones entre la MSG, llegó el primer tanto azulgrana. La jugada la inició por la izquierda Jordi Alba, que lanzó al espacio a Griezmann. El Principito llegó al balón, y en una nueva muestra de su indudable calidad, dejó de tacón para el remate de Messi. Diego López salvó in extremis, pero entonces apareció el killer Luis Suárez para remachar.
Luis Suárez, celebrando su gol contra el Espanyol | EFE
Un gol celebrado de forma efusiva especialmente por el francés y el argentino, que se abrazaron apasionadamente una vez el gol entró en la portería. Sinónimo del esfuerzo y la dificultad que estaba ofreciendo el Espanyol. Tras el tanto, los de Rufete se abrieron y dedicaron sus esfuerzos a atacar. No tenían nada ya que perder.
En este contexto, el conjunto azugrana tuvo más problemas para dominar la posesión del balón, pero también se encontró con más espacios para hacer daño de forma vertical y al contraataque. Mientras, el conjunto blanquiazul intentó morir con las botas puestas, en busca de un gol que les diese el empate. Un tanto que finalmente no llegó.
Victoria trascendetal para el Barça, que le permite seguir soñando por una Liga prácticamente posible. Triunfo doblemente satisfactorio, ya que comportó el descenso de forma matemática, y tras 26 temporadas consecutivas, del Espanyol a Segunda División.