El Barça tiene muy complicado levantar esta Liga. Están cuatro puntos por debajo del Real Madrid en la clasificación cuando faltan cuatro jornadas para que finalice el campeonato. La única manera de remontar es firmar un pleno de victorias y cruzar los dedos para que los blancos pinchen en alguna de sus citas.
El reto que les viene a los culés es motivador. Se enfrentan al RCD Espanyol en el Camp Nou, un partido que puede pasar a la historia. Si los locales consiguen los tres puntos, los de Cornallà-El Prat serán matemáticamente equipo de Segunda División. El proyecto de Chen Yansheng recibirá un duro revés.
Tensión por parte del Espanyol
Los pericos son prácticamente ya equipo de la categoría de plata. La derrota en casa contra el Leganés (0-1) de este fin de semana los deja en una situación imposible de remontar. Si no ganan contra el eterno rival, se despedirán de Primera tras invertir unos 50 millones de euros en el mercado de invierno con Raúl de Tomàs, Adrián Embarba y Leandro Cabrera.
El presidente del RCD Espanyol Chen Yansheng (i) y el presidente del FC Barcelona Josep Maria Bartomeu (2d) en el partido del sábado / EFE
Estos días en las oficinas blanquiazules están siendo más que movidos. Se vive una tensión en la que el Barça puede hurgar, aunque tampoco está en el mejor momento deportivo ni institucional. Ejemplo de ello es que Rufete, director deportivo y entrenador provisional, no asistirá a la tradicional fotografía de entrenadores. Desde que coincidieron Quique Sánchez Flores y Luis Enrique que esto no sucedía. El Espanyol se excusa con “problemas de agenda” mientras ya van planificando el descenso de categoría.
A todo esto, la masa social, como es de esperar, está muy caliente con los responsables de este desastre de planificación. La Federació Catalana de Penyes de l’Espanyol han emitido un contundente comunicado donde pedían que Chen Yansheng dejara la presidencia inmediatamente y que dieran paso a un presidente establecido en Barcelona y a un nuevo Consejo de Administración.
Calma tensa en el Camp Nou
A todo esto, parece que en el Barça se han relajado los ánimos de las últimas horas. El buen partido del equipo en el Estadio de la Cerámica (1-4), sumado a los resultados de la auditoría, que dan en cierta manera la razón a la junta directiva, han calmado las aguas en la entidad azulgrana.
Quique Setién habla con Messi y Jordi Alba en un parón para hidratarse / EFE
Los culés se mueven estos últimos años por sensaciones. Una derrota contra el rival ciudadano avivaría las tensiones del equipo y dificultaría la estabilidad de estas últimas horas. Son los resultados los que aguantan al club y, mientras sea posible hacerse con esta Liga, se hará piña para intentarla conseguirla.