Declaración de intenciones del FC Barcelona en tierras castellonenses. El conjunto azulgrana, aupado por un valiente cambio de sistema de Quique Setién, protagonizó el mejor encuentro tras el parón (y posiblemente uno de los mejores de la temporada) y demostró que, aunque conseguir la Liga sea casi imposible, lucharán hasta el final.,
La victoria ante el Villarreal (1-4) sirvió al cuadro culé no solo para sumar tres puntos clave para seguir confiando en el milagro, sino también para recuperar sensaciones. La tripleta atacante formada por Griezmann, Messi y Suárez se desató, y se convirtió en un auténtico dolor de cabeza para la defensa del equipo groguet.
Los jugadores del Barça, celebrando un gol contra el Villarreal | EFE
El Barça sentenció prácticamente el encuentro en una primera mitad de ensueño, donde apareció de nuevo el capitán argentino en su versión más solidaria, con dos asistencias; y el francés y el charrúa como letales cerca del área. En la segunda mitad, el cuadro catalán bajó el ritmo, y mantuvo con facilidad el resultado a través del control total del balón. Solo Ansu Fati se unió a la fiesta, con un tanto que cerró la goleada culé. La lucha sigue.
Cambio de sistema clave
Ante situaciones extremas, medidas desesperadas. El Barça se presentó en el estadio de La Cerámica con una grave crisis de identidad, que repercutió directamente en los últimos resultados. Tres empates en cuatro encuentros que ponían la Liga prácticamente en bandeja al Real Madrid, pero sobre todo la gran preocupación de que el conjunto azulgrana era incapaz de encontrarse a si mismo.
Para solucionar este grave contratiempo, Setién decidió juntar de nuevo a la MSG arriba, pero con un cambio de esquema que permitió potenciar las cualidades de cada uno de ellos. Con un Messi en la posición de mediapunta, y Griezmann y Luis Suárez como principales referencias, el cuadro culé protagonizó los mejores primeros 45 minutos tras el parón (y posiblemente de la temporada).
Griezmann, en una acción contra el Villarreal | EFE
El técnico santanderino dio con la tecla para encontrar una alineación donde el argentino seguía siendo la clave, pero sin que todos los balones tuviesen que pasar por él. Solo los decisivos. Esto, sumado a la profundidad de Jordi Alba y Semedo por los laterales, y la intensa presión adelantada, convirtió al FC Barcelona en dueño y señor del encuentro en la primera mitad.
La MSG vuelve a carburar
La valentía de Setién tuvo premio nada más empezar el choque. Tras una gran combinación por banda izquierda, Pau Torres se adelantó a un Griezmann en boca de golmetió el balón en su propia portería, y puso por delante al equipo azulgrana. Con el marcador a favor, siguió el dominio abasallador. No obstante, un Villarreal en racha no estaba dispuesto a participar en la fiesta culé. Y en el primer contraataque claro que les permitió la defensa del Barça, empataron el choque. Gerard Moreno, actual Zarra de la Liga, aprovechó el rechace de Ter Stegen.
No obstante, esto no cambió el plan de partido del Barça. A través de posesiones largas y juego vertical, la tripleta atacante seguía acercándose con peligro a la portería de Sergio Asenjo. Finalmente, a asistencia de Messi, fue Luis Suárez el que adelantó a los culés de nuevo con un zarpazo a la escuadra. Un tanto que permite seguir haciendo historia al uruguayo, convirtiéndose en el tercer máximo goleador de la historia del Barça empatado con Kubala.
Luis Suárez, celebrando su gol ante el Villarreal | EFE
Al filo del descanso, Griezmann completó su destacado primer tiempo con una auténtica obra de arte. Tras una nueva asistencia de Messi de tacón, El Principito superó al guardameta groguet con una maravillosa vaselina. Un gol de crack que celebró de forma eufórica con sus compañeros en la delantera. Un tanto que sirvió para acallar polémicas, y demostrar que debe ser una pieza esencial en el equipo azulgrana.
El VAR estropea la fiesta de Messi (pero no de Ansu)
Tras el paso por los vestuarios, el Barça bajó el ritmo en el apartado ofensivo. Setién, esta vez sí, decidió mover el banquillo para proteger el resultado a través del balón. Potenció la medular con la entrada de Riqui Puig y Rakitic, y los niveles de posesión del cuadro culé siguieron aumentando.
No obstante, los culés no dejaron del todo de mirar la portería rival. Sobre todo un Messi que, tras sus dos asistencias en la primera mitad, quería cerrar su gran noche con gol. Algo que consiguió, pero apareció el VAR para estropear la fiesta del argentino, y señalar un fuera de juego previo de Arturo Vidal.
Leo Messi, en una acción ante el Villarreal | EFE
En cambio, el videoarbitraje no pudo evitar el tanto de Ansu Fati, que entró en la segunda mitad para aprovechar los espacios del submarino amarillo. Tras un gran balón en profundidad, el joven extremo superó a Asenjo después de definir de forma elegante al primer palo. Un gol que cerró la goleada del Barça para mejorar sensaciones, y seguir soñando con una utópica Liga.