Este Barça está colapsado mental, física y futbolísticamente. Se ha caído en un espiral de agonía y frustración del que es difícil salir. Desde hace ya unas temporadas, el equipo parece haber dado su máximo y no poder desatascar aquellos partidos más exigentes. Antes era en momentos puntuales como Roma o Liverpool, ahora prácticamente en cada jornada.
La junta directiva de Josep Maria Bartomeu quiso tomar cartas en el asunto a mediados de curso. Se decidió prescindir de Ernesto Valverde para avivar la plantilla. El juego del equipo se había vuelto previsible, muy plano y los jóvenes apenas gozaban de oportunidades. Una decisión sorprendente sobre todo por las circunstancias en que se tomó la decisión.
El Barça despide a Valverde con este montaje de una foto suya / FCB
Fue después de una derrota en la Supercopa de España (2-3 contra el Atlético de Madrid), en una competición menor y con el equipo clasificado primero en la Liga y para octavos de la Champions League. Se sentenció al Txingurri y tocaba buscarle sustituto. Se tanteó a Xavi, Koeman y Pochettino pero, ante sus negativas, el escogido fue Quique Setién.
De mal en peor
El cántabro llegó al Camp Nou con la divertida anécdota de las vacas, palabras de Johan Cruyff y asegurando que “mis equipos deben jugar bien”. Varios meses después, ni se ha ofrecido un nivel superior al que vimos con Valverde ni los resultados acompañan al equipo, como sí que lo hacían con el extremeño.
Quique Setién y Eder sarabia durante el partido ante el Athletic /EFE
Entrenar al Barça no es lo que parece desde fuera. Tanto Setién como el Txingurri ofrecían en sus anteriores equipos un juego vistoso, ofensivo y apostaban por los jóvenes. Pero en Barcelona esto no es suficiente. Se debe ganar cada partido y optar por los títulos. A eso, cabe sumarle la constante presión del entorno, siempre colocándote en el punto de mira. Por eso, las vacas sagradas son intocables.
Futbolísticamente hablando, la llegada del cántabro no ha solucionado los problemas de la primera plantilla. Apenas hay diferencias entre un once tipo y otro. El discurso y la exigencia ha cambiado, pero no así el juego. Todo sigue dependiendo de los destellos de calidad --sobre todo de Leo Messi-- más que del juego colectivo.
Con los resultados en la mano, Setién no mejora a Valverde. De los 18 partidos disputados desde el 19 de enero, día del debut, suman 11 victorias, cuatro empates y tres derrotas. La mayoría de los duelos ganados han sido por la mínima y sufriendo más de la cuenta: Granada (1-0), UD Ibiza (1-2), Levante (2-1), Getafe (2-1), Real Betis (2-3), Real Sociedad (1-0) o Athletic Club (1-0).
Setién y Zidane saludándose en el clásico / EFE
El dato preocupante es que, en los grandes encuentros, contra rivales que se avecinaban complicados, se ha pinchado en la gran mayoría. Empates contra Nápoles (1-1), Sevilla (0-0), Celta de Vigo (2-2) y Atlético de Madrid (2-2) y derrotas contra Valencia (2-0), Athletic Club en Copa (1-0) y Real Madrid (2-0). Así complicado conseguir títulos.
¿Continuará?
La gran pregunta ahora es qué decidirá la junta directiva a un año de las elecciones. El Barça se dirige al abismo y Setién está en el punto de mira. Aunque el club le apoya, nadie descarta que se prescinda de él al finalizar la temporada. Ni la relación con los futbolistas, ni el juego ni los resultados son esperanzadores para sacar la situación adelante.