El FC Barcelona ha dicho prácticamente adiós a la Liga. El empate contra el Atlético (2-2) deja a los azulgranas a un punto del Real Madrid cuando a los de Zidane les queda un partido más por jugar. Si la entidad de Chamartín supera al Getafe este jueves, la competición doméstica estará completamente sentenciada.
El choque frente al cuadro rojiblanco estuvo repleto de polémica. Polémica que, sobre todo, afectó al Barça. En la primera mitad, Hernández Hernández indicó penalti por un derribo de Vidal a Carrasco. Ter Stegen paró el lanzamiento de Diego Costa, pero el colegiado ordenó repetirlo después de que Mateu Lahoz, desde el VAR, le advirtiera de que el guardameta alemán se había adelantado poco más de cuatro centímetros. Saúl no perdonó.
El escándalo llegó en la segunda mitad. Carrasco se tropezó solo tras rozar la rodilla de Semedo y, ante la duda, Hernández Hernández señaló el punto de los once metros. Desde la sala VOR ni le avisaron, no fuera caso que tuvieran que corregir la decisión del árbitro. Saúl, otra vez, volvió a transformar, aunque Ter Stegen adivinó sus intenciones.
Nada nuevo
Viendo lo que ha sucedido tras el confinamiento, el arbitraje de este martes en el Camp Nou no puede sorprender a nadie. Desde el pasado 13 de junio se ve que, por h o por b, FC Barcelona y Real Madrid no reciben el mismo trato del estamento arbitral. Con los culés, todas las decisiones dudosas favorecen al rival. Con los merengues, todo lo contrario.
Saúl transforma el penalti del Atlético de Madrid / EFE
Es algo que ya se vio en Balaídos. Hubo un par de contactos en el área del Celta, más fuertes que los que han supuesto el segundo penalti del Atlético de Madrid, y el colegiado no indicó nada. Se perdonó una tarjeta roja a Nolito por un codazo a Jordi Alba. Y para redondear, el árbitro picó cuando Rafinha se dejó caer en la frontal tras buscar el contacto con Piqué.
Los arbitrajes que ha recibido el FC Barcelona distan mucho de los que se han dado al Real Madrid. En la primera jornada postconfinamiento, Kroos abrió el marcador tras una posición dudosa de Benzema. En la segunda, se anuló el primer gol del partido al Valencia por un fuera de juego de Maxi Gómez, que ni siquiera participaba en la jugada. En la tercera, es difícil escoger la jugada más escandalosa entre el piscinazo de Vinicius que fue penalti, el gol anulado a Januzaj o el control con la mano de Benzema que subió al marcador. Ante Mallorca y Espanyol los blancos no necesitaron favores arbitrales.
¿Por qué?
Emulando a José Mourinho tras las semifinales de la Champions del 2011, cabe preguntarse por qué está sucediendo todo esto. ¿Qué se esconde tras esta serie de decisiones arbitrales que perjudican semana a semana al FC Barcelona y benefician al Real Madrid? La respuesta no está clara, aunque las declaraciones de Tebas diciendo que deseaba que la Liga se quedara en Madrid ya dan una pista de por donde van los tiros.
Una foto de archivo de Javier Tebas y Florentino Pérez en un acto de la Liga Promises / EFE
El hecho de que el FC Barcelona haya ganado cuatro de las últimas cinco Ligas no hace demasiada gracia en la capital. Insinúa que la competición no es tan competida como se pretende mostrar. Un triunfo del Real Madrid, que sería únicamente el tercero de la década, apoyaría el relato de que la competitividad de la Liga es máxima.
Significaría, además, acabar con la hegemonía de Leo Messi, un jugador que ha hecho mucho daño en la Meseta. Por último, conviene recordar la mano que ha tenido siempre Florentino Pérez en las instituciones. La posición de poder del magnate se ha visto reforzada tras la llegada de Luis Rubiales a la presidencia de la Federación. Desde luego, un motivo hay detrás de los arbitrajes que están recibiendo Barça y Real Madrid, a todas luces desiguales.