Este Barça no quiere la Liga, así lo demostraron contra el Athletic Club (1-0). Les costó horrores conseguir los tres puntos contra un equipo lleno de suplentes. Gaizka Garitano dejó en el banquillo a Iker Muniain, Iñigo Martínez o Ander Capa. Los culés, en cambio, salían con todo: el tridente habitualmente titular y con la única novedad de Arthur Melo por Ivan Rakitic.
Quique Setién volvió a demostrar que se ha acomodado en una estabilidad que no invita al optimismo. Los destacados de las últimas jornadas --Riqui Puig, Ansu Fati o Martin Braithwaite-- no tuvieron minutos hasta la segunda parte. Las vacas sagradas se han apalancado y no parecen tener la motivación necesaria para conseguir levantar el título.
En la segunda parte, con los jóvenes talentos de La Masía --Ansu Fati y Riqui Puig--, el equipo cambió de cara. Mostraron un atrevimiento y un ritmo que eran necesarios para desatascar el partido. En el minuto 71, tras un rebote de una acción individual de Leo Messi, llegó el tanto. Ivan Rakitic cazaba el balón dentro del área y fusilaba a Unai Simón.
El tridente, señalado
El único argumento ofensivo fue Leo Messi, siempre activo y líder, pero que, cuando el balón salía de sus pies, se perdía la oportunidad. Ante este escenario, el argentino decidió hacerlo todo él: coger el balón en la medular, regatear, llegar hasta el área e intentar acabar las jugadas. No tuvo gran éxito hasta la segunda parte.
Leo Messi en una acción contra el Athletic Club / EFE
Luis Suárez volvió de su lesión en un buen estado de forma, desgastando las defensas y buscando oportunidades. Contra el Athletic Club siguió en su línea: luchador, pero sin excesivo premio. Tuvo dos ocasiones muy buenas en el primer tiempo, pero terminaron rechazadas por la defensa vasca. En la segunda, su físico no dio para más y entró Braithwaite.
El peor de la línea ofensiva fue un día más Antoine Griezmann. Más que por sus errores, por sus compañeros. Aunque se movió y buscó los espacios, normalmente de la banda al centro, apenas recibió balones y, en estático desde la banda, queda claro que no es su sitio ideal.
Un centro del campo sin rumbo
Si en Sevilla o Leganés nos quejábamos de la poca verticalidad del equipo, contra el Athletic Club se empezó con una conexión directa con los delanteros. Arturo Vidal y Arthur Melo llevaron bien el esférico hasta Leo Messi, pero se toparon una y otra vez con una defensa muy sólida y sin desajustes.
Arthur Melo durante el Barça-Athletic Club / EFE
El poco control y la prisa de generar ocasiones llevaron a los vascos a castigar al contraataque a los culés. Junto a un par de faltas laterales, las oportunidades fueron a las espaldas de la defensa --Gerard Piqué y Clement Lenglet-- y con un Iñaki Williams eléctrico.
Riqui Puig y Ansu Fati, un filo de esperanza
Control, verticalidad y movilidad; eso es lo que le faltaba al Barça y Quique Setién tomó cartas en el asunto. En el minuto 55, el cuerpo técnico decidió sacar del césped a Arthur Melo y entró en su lugar Riqui Puig, que ya apareció contra el Leganés y Sevilla. Aportó frescura y dinamismo siendo el más destacado del partido.
Lo mismo pasó con Ansu Fati, que entró por Griezmann en el minuto 64. Un minuto más tarde ya tenía el gol en su cabeza, pero salió desviado. Mostró lo que nos tiene acostumbrados: desparpajo y uno contra uno. En 26 minutos tocó más balón que el galo en 64, para que el entrenador tome nota.