Tras prácticamente tres temporadas desde que el Barça adquirió a Ousmane Dembelé por 125 millones de euros procedente del Borussia Dortmund; el jugador francés no ha conseguido todavía liberarse de todas las incógnitas que despertó su fichaje. Sus problemas extradeportivos y su falta de continuidad han comportado que no disponga todavía de la confianza total por parte del club.
Pese a que, con 22 años, desde el club culé siguen considerando que es una joya para el futuro, la realidad es que cada vez son más las voces que apuestan por su salida el próximo verano. Algo que solo ocurrirá si llega una oferta multimillonaria o si consiguen que entre en la operación Neymar.
Quique Setién sí confía en él, y considera que, en el contexto adecuado, puede ser un jugador diferencial. Además, también se valora muy positivamente el cambio de actitud del último año. Ha dejado atrás la mala alimentación y las malas compañías, para centrarse en el fútbol. Sin embargo, hay cosas que Dembelé nunca podrá cambiar. Y eso es lo que da miedo en el FC Barcelona.
Montaña rusa constante
Y es que el resumen de la etapa que está viviendo Dembelé en el Barça es ese: una montaña rusa constante. Pese a que el ex del Dortmund ha demostrado en cuantiosas ocasiones que tiene condiciones y calidad de sobra para vestir la elástica azulgrana; la realidad es que su falta de compromiso le han puesto de forma constante en el centro de la diana.
En estos tres años, el galo ha sido protagonista de algunos asuntos extradeportivos, marcados especialmente por su impuntualidad y su desorganización. Especialmente polémico fue su segunda temporada con azulgrana, cuando, por ejemplo, en noviembre de 2018 no avisó al club de que no iba a ir a entrenar (por una gastroenteritis) y estuvo hora y media sin dar señales de vida; o cuando en agosto de ese mismo año no acudió a unas pruebas médicas de la plantilla.
Dembelé lamentando una acción con el Barça / EFE
De Dembelé ya había informes de su etapa en el Rennes que hacían dudar de su profesionalidad. Se le conocían sus episodios de indisciplina. Sin embargo, se apostó por su calidad y velocidad para tapar la marcha de Neymar al PSG. Pero el extremo sigue demostrando que, tanto en el campo como fuera de él, sigue siendo indomable.
Plantón a Setién
Por eso, no ha tardado a llegar una nueva polémica en torno a la figura de Dembelé. Y es que el francés, que pasó su confinamiento en Francia, donde sigue recuperándose de la lesión que sufrió el pasado mes de enero (rotura del tendón proximal del bíceps femoral derecho) se saltó la charla por videoconferencia que organizó Quique Setién durante el confinamiento para conocer cómo estaban sus jugadores y preguntar por sus familias, según avanzó El Confidencial.
El entrenador se encontró que le faltaba uno. Era, como no, Dembélé. Se saltó la reunión telemática del 14 de abril. Primera decepción que el santanderino se lleva con Dembelé. Primer golpe duro después de que, desde que aterrizase a Barcelona, no haya dejado de dar la cara por él. “Estoy seguro de que se va a salir”, dijo Setién recién aterrizado en el banquillo azulgrana para transmitir confianza al chico y al club.
Setién conversa con Dembelé en un entrenamiento del Barça / EFE
Pese a su calidad, el ex del Dortmund cada vez cuenta con menos adeptos dentro del FC Barcelona. Ahora solo depende de él. Oportunidades ha tenido de sobra. Ahora solo le queda trabajar para ganarse la confianza de nuevo de los que dudan de él, y demostrar que tienen la ilusión por triunfar en el Camp Nou.