La crisis del coronavirus ha puesto en una situación límite al Barça, a nivel económico. La suspensión indefinida de competiciones y actividades ha traído consigo inevitables pérdidas en ticketing y merchandising. Además, con la previsión de que no podrán llevarse a cabo grandes eventos hasta 2020, esto también podría comportar problemas con los abonos de la temporada que viene.
Para paliar este golpe monetario, el club culé apostó por tramitar un ERTE a todos sus trabajadores. Además, los deportistas accedieron a reduirse en un 70% el sueldo mientras dure la pandemia. Sin embargo, ni esta solución permitirá a la entidad azulgrana salvar los presupuestos de este curso.
Vidal, Alba, Suárez, Messi y Piqué en un entrenamiento / FC Barcelona
Y todo ha llegado en el peor momento posible. El equipo de fútbol se enfrentaba a un verano clave. Se tenía previsto empezar con el inevitable cambio de ciclo, y apostar por diferentes fichajes bomba para levantar el ánimo de la afición, y de un Leo Messi que necesita un proyecto ganador para querer colgar las botas en el Camp Nou.
Así que toda esta situación conllevará una total revolución en la plantilla. Si se quieren incorporaciones, antes se tendrán que tomar decisiones arriesgadas. Y esto afecta directamente a las salidas. Solo diez futbolistas de la primera plantilla se consideran intocables. Todos los demás podrían ser carne de traspaso, en caso de que llegase una buena oferta.
El Nápoles, a por medio Barça
En este sentido, uno de los equipos que podría facilitar todo el contexto al Barça es su actual rival en los octavos de la Champions League, el Nápoles. El conjunto italiano tiene muy avanzadas las conversaciones para vender a su estrella, el defensa Koulibaly, al Paris Sant Germain. Según las últimas informaciones, su traspaso podría cerrarse por más de 100 millones.
Y con lo que finalmente consiga con esa venta, está dispuesto a romper el mercado y a llevarse a medio equipo culé, aprovechando su necesidad de millones. A la dirección deportiva del Nápoles gusta especialmente dos piezas importantes del centro del campo: Ivan Rakitic y Carles Aleñá. El croata tiene el cartel de transferible, y podría marcharse por una oferta cercana a los 40 millones. No obstante, no se antoja fácil, ya que su deseo y el de su familia es seguir en España.
Dembelé, Aleñá y Rakitic en un entrenamiento del Barça / EFE
Mucho más complejo será que el club culé deje escapar a Aleñá. El catalán volverá el próximo verano tras su cesión en el Betis, y Quique Setién cuenta con él para ser una pieza importante en su medio del campo. Solo saldría por una cantidad convincente.
Interés por Umtiti
Finalmente, el último jugador que interesa a los italianos es Samuel Umtiti. Si se marcha Koulibaly, el francés de 26 años sería el defensa escogido para reemplazarle. Una opción que no disgustaría al Barça. El central galo ya no cuenta con la misma confianza. Tras sus problemas en las rodillas, no ha vuelto a ser el mismo. El club culé está analizando su valor en el mercado, y no se descarta darle salida para apostar por un nuevo defensa.
Además, en el Nápoles son concientes de la necesidad de vender que tiene Josep María Bartomeu. Y a causa de la crisis provocada por el coronavirus, difícilmente ningún equipo se podrá acercar a los 50 millones que se pretendían sacar por él. No obstante, el gran inconveniente sigue siendo la alta ficha del francés tras su última renovación. Es él el que ahora mismo tiene la sartén por el mango, y no estará dispuesto a marcharse a un equipo que no sea de primer nivel o que quiera bajarle el sueldo.
Por tanto, Rakitic sería la única opción viable para el Nápoles. Los otros dos se antojan prácticamente imposibles, tanto por las exigencias de los jugadores como por los planes que tiene Quique Setién con ellos.