A Antoine Griezmann le será difícil hacer olvidar a todo el barcelonismo la polémica con la que llegó al equipo azulgrana, el pasado verano. Pese a los 120 millones que el Barça pagó al Atlético de Madrid por él, el francés no fue recibido por la afición como una estrella. Y gran parte de culpa la tuvo su obsesión por los documentales. No gustó nada el vídeo que publicó el año anterior, donde anunció que renovaría con el club colchonerio, ni tampoco el que hizo para anunciar su fichaje por el conjunto azulgrana.
En este sentido, la controversia que provocó su fichaje se está convirtiendo en una verdadera losa para El Principito, en su primera temporada en el Camp Nou. Y eso que, a nivel de números y sensaciones, el curso del ariete galo no está siendo para nada malo. Se ha desatado como el abre latas oficial del equipo, con goles decisivos de cara a conseguir triunfos importantes. Además, aunque sí es cierto que su adaptación no ha sido fácil, poco a poco está siendo más determinante en el terreno de juego y se está entendiendo mejor con Leo Messi en posiciones ofensivas.
A nivel de números, Griezmann es el segundo máximo goleador del equipo, con 14 goles, a los que añade también cuatro asistencias en 37 partidos, lo que también habla muy bien de su fiabilidad y sus prácticamente inexistentes problemas físicos. Por todos estos argumentos, desde la directiva del Barça se considera que el año de Griezmann, y teniendo en cuenta que es el primero en el Barça, es más que positivo y su salida el próximo verano no está contemplada en las oficinas del club azulgrana. Ni tampoco por el mismo jugador.
El gesto que delata que no se plantea marcharse
El mismo Griezmann protagonizó en las últimas horas un gesto que demostró que en su cabeza no tiene marcharse el próximo verano. El objetivo del francés es, cuando se decida el futuro de Coutinho, reclamar llevar el número 7, el mismo que ya usó en el Atlético de Madrid. Así mismo lo confesó en un directo en Twitch de su equipo de deportes electrónicos, el Grizi Esport: "Sí, me gustaría recuperar el número siete".
El francés intentará acabar con la maldición que está acompañando este dorsal en los últimos años. Los últimos tres que lo lucieron, acabaron marchándose de mala manera: Pedro, Arda Turan y el más reciente, el brasileño cedido al Bayern de Munich y todavía fichaje más caro de la historia del club. El último gran recuerdo del barcelonismo con este dorsal fue David Villa, en 2013.
Antoine Griezmann y Bartomeu en la presentación del francés / EFE
Por tanto, que Griezmann confiese que su intención es lucir el número 7, uno de los dorsales importantes del equipo, no hace sino evidenciar que su intención pasa por seguir muchos años en el Barça. Por otra parte, en el mismo directo el galo habló de cómo lleva el confinamiento contra el coronavirus y admitió que echa de menos jugar al fútbol: "La cuarentena va bien, pero no se puede hacer nada. Echo de menos enormemente el fútbol. No tengo ni idea cuando va a retomarse la competición, no sé ni cuando voy a retomar los entrenamientos".
La verdad sobre los rumores de su salida
Por tanto, ni Barça ni Griezmann tienen previsto romper su relación en los próximos meses. Sin embargo, sí es cierto que se prevé una auténtica revolución el próximo verano. Y para el club azulgrana, solo Ter Stegen y De Jong, junto a Leo Messi, son considerados intransferibles.
El ex del Atlético de Madrid, con 29 años, sigue teniendo un muy buen cartel en Europa, y en el conjunto culé estarían abiertos a sentarse a negociar si llega una oferta por él superior a los 120 millones que costó el verano pasado. Algo más que improbable.
Leo Messi celebra con Griezmann el gol ante el Nápoles | EFE
Ese es el valor que en el club azulgrana dan a Griezmann. Por tanto, cualquier opción de que pudiese salir traspasado debería ser por una cantidad superior a los 120 kilos. Esto también se tiene en cuenta en caso de que cualquier equipo quisiese incluirle en una operación, como puede ser el Inter con Lautaro Martínez, o el PSG con Neymar.
En el club catalán están ahora mismo mucho más por la labor de dejar salir, o incluir en una operación bomba, a Dembelé y Coutinho. Jugadores más jóvenes que Griezmann, pero que han demostrado problemas de adaptación mucho más importantes, y a los que el Barça está ya buscándoles salida.