Leo Messi dio la victoria al FC Barcelona contra la Real Sociedad. Una vez más. Si el conjunto azulgrana sigue vivo en la lucha por la Liga, es gracias a él. Tras la lesión de Luis Suárez, y mientras Griezmann sigue sin ofrecer su mejor rendimiento, el delantero argentino se ha quedado como única amenaza para los equipos rivales.
Ante el equipo txuri-urdin decidió desde el punto de penalti. Aprovechó el regalo de Le Normand, que tocó el esférico con la mano dentro del área, y no falló desde los once metros. Remiro se esperó hasta el último momento para estirarse. Cuando lo hizo, el balón estaba entrando en su portería y ya no había vuelta atrás.
A la cuarta
Antes del gol, Messi había tenido tres ocasiones para adelantar al FC Barcelona. La primera llegó tras una recuperación suya. Robó la pelota a Diego Llorente cerca del banderín de córner, se la dio a Busquets y éste se la devolvió con un pase excelso. Estaba solo ante Remiro, pero le salió un tiro demasiado centrado.
Los jugadores del Barça tras celebrar el gol de Messi /EFE
Poco antes de llegar al descanso, nueva oportunidad. Jordi Alba, en una internada por la izquierda, le vio llegar a la frontal. No se lo pensó dos veces. Le puso un pase preciso y el 10 impactó de primeras. El tiro iba suave pero colocado. Se marchó rozando el palo derecho de la portería de la Real Sociedad.
Tras la reanudación tuvo otra ocasión más. Alba, de nuevo, le encontró en la frontal. Esta vez la asistencia no fue tan exacta, y Messi tuvo que acomodarse el esférico a su pierna derecha. Buscó la escuadra, pero el disparo se volvió a ir muy desviado.
Ratio bajo
El astro argentino no pasa por su mejor momento de cara al gol. Lo que sucedió frente a la Real Sociedad, cuando necesitó hasta cuatro ocasiones para poder celebrar un tanto, fue el mejor ejemplo de lo que le cuesta introducir el balón en el fondo de las mallas desde la llegada de Quique Setién.
Messi esquivando a los jugadores del Eibar / EFE
Es un hecho casual, pero no deja de llamar la atención. Solo se sintió a gusto contra el Eibar, equipo al que endosó cuatro goles. Mendilibar, muy sincero, aseveró que "lo raro era que no marca, no que logre cuatro tantos. Al final las diferencias las marca el de siempre".
El dato es abrumador. Con Setién en el banquillo, Messi ha disputado once encuentros, y han sido más los choques en los que no ha marcado (siete), que en los que sí (cuatro). Cuestión de rachas.