La mano de Quique Setién se empieza a notar en el FC Barcelona. El técnico santanderino llegó al banquillo azulgrana hace algo más de un mes, justo después de la Supercopa de España. La derrota contra el Atlético de Madrid sentenció a Ernesto Valverde y empujó al club catalán a cambiar de entrenador.
Si por algo se caracteriza el preparador cántabro es por tener claras sus ideas y defenderlas hasta el extremo. En la rueda de prensa de su presentación ya advirtió que, si bien había aspectos del juego del Txingurri que se aprovecharían, otros muchos se cambiarían. Hay un futbolista que está disfrutando y agradeciendo especialmente estas modificaciones: Sergio Busquets.
Menos trabajo
El centrocampista de Badia del Vallès era uno de los grandes señalados por el discreto arranque de temporada del FC Barcelona. Llegaba tarde a muchas jugadas y perdía algunos balones incomprensibles en un jugador de su calidad. Había quien empezaba a pensar que el final de su carrera se acercaba.
Sergio Busquets en el partido ante el Nápoles / FCB
Hasta que llegó Setién. El nivel de Busquets ha aumentado de forma considerable con el técnico cántabro. Y se debe, fundamentalmente a un aspecte del juego que ha implantado el nuevo preparador azulgrana: la presión elevada y prácticamente por todo el terreno de juego. De esta forma, el esférico se recupera antes y el de Badia del Vallès sufre menos.
Si el resto del equipo trabaja como este último mes, Busi tiene menos trabajo y siempre está colocado en el sitio correcto, tanto ofensiva como defensivamente. Con Valverde era imposible que llegara a todo lo que se le exigía. Setién ha demostrado que no era una cuestión de decadencia, sino que simplemente Busquets no es un futbolista hecho para ir detrás del balón.
La posesión
Relacionado con el trabajo de recuperación y la presión, el FC Barcelona ha aumentado su porcentaje de posesión en los encuentros. Raro es el partido en que el rival puede mantener el esférico con comodidad. Y, mientras el Barça tiene el balón, no debe correr detrás de él. Y Busquets lo agradece.
Busquets con Insigne / EFE
Además, Setién es uno de esos entrenadores partidarios de tratar de defender con el esférico en los pies. Es sencillo. Mientras el conjunto azulgrana tiene la pelota, no la tiene el otro equipo, por lo que no puede hacerle daño. Esta posesión conservadora y hasta cierto punto defensiva se vio, por ejemplo, en los minutos finales del enfrentamiento con el Granada.
Ha sido tal la mejora de Busquets que contra el Nápoles fue nombrado jugador del partido por la UEFA. Si alguien agradece el relevo que ha habido en el banquillo del Camp Nou, ese es Busi.