El Barça completó este martes un partido bastante plano. Especialmente en la primera parte, los jugadores no encontraron la manera de crear peligro. El dato que mejor lo refleja es que en todo el encuentro solo consiguieron chutar una vez a puerta; que fue el gol de Griezmann.
Ante la falta de ideas en ataque, Setién marcó desde inicio una presión muy alta en la salida de balón del Nápoles. Los italianos intentaban salir con la pelota controlada y el plan del entrenador azulgrana fue recuperar cerca de portería para encontrar al rival desorganizado y crear peligro. Este tipo de presión fue muy habitual con Guardiola pero últimamente se ha ido reduciendo muchísimo.
De esta manera, lo cierto es que las escasas oportunidades del primer tiempo llegaron a partir de una recuperación en una zona alta del campo. En esos primeros 45 minutos el Barça recuperó 26 balones, la mayoría en campo rival, por los 37 que hizo en todo el partido. Más allá del dato de ese encuentro en concreto, con Setién el equipo está siendo capaz de recuperar balones mucho más rápido que con Valverde. Ahora los jugadores lo recuperan a los seis segundos de perder la pelota, mientras que con el txingurri era a los 11 segundos.
Controlar los contrataques
La presión alta del Barça en San Paolo tenía una doble vertiente. Por un lado intentar crear peligro y por el otro impedir los contrataques que pudiera generar el Nápoles. “Yo tenía miedo a las contras y creo que esto lo hemos controlado muy bien”, manifestó un Setién que se mostró satisfecho de haber concedido pocos contrataques. Sin embargo, el técnico también se lamentó que en esas recuperaciones el equipo no pudiera hacer daño.
Falta de profundidad
En la segunda parte, ante un Nápoles que se abrió más y también buscó presionar arribar, el Barça pudo mover mejor el balón en zona ofensiva y generar más peligro. De todas formas, Setién admitió que “nos ha faltado un poco de claridad para superar esa defensa que ha organizado el Nápoles”.
A lo largo de todo el partido, además, los azulgranas se toparon una y otra vez con un embudo que les impedía acercarse a portería. Ante estos planteamientos de los rivales, por lo tanto, se intenta abrir el campo con los extremos o los laterales para encontrar más espacios. En rueda de prensa el técnico explicó que la idea era que Arturo Vidal y Messi fijaran a la defensa para que Junior y Semedo subieran por la banda, pero lo cierto es que sus llegadas fueron muy escasas y apenas se incorporaron en ataque.